merceroura

la rebelión de las palabras


Deja un comentario

Hazte responsable de tu felicidad


Que no se te olvide por favor…
Aunque no te contraten.
Aunque no te elijan.
Aunque esa persona la que amas no te ame.
Aunque no te preste atención y no te dé el lugar en su vida que deseas y mereces.
Aunque te dejen visto y no respondan a tus mensajes como si no existieras.
Aunque en algunas reuniones no pregunten tu opinión ni te atiendan cuando intentas aportar tu punto de vista.
Aunque te hayan usado y luego se hayan ido sin avisar.
Aunque creas que tienes esa edad en que nadie te ve.
Aunque, a veces, sientas que sobras , que no encajas, que eres un impostor y no estás a la altura del resto del mundo.
Aunque te hayan dicho mil veces que no y te hayan rechazado con palabras y con miradas.
Por más que te despiertes muchas mañanas y no veas claro el futuro ni sepas si vas por el camino correcto.

A pesar de las decepciones por haber confiado en personas que luego no han sabido corresponder o eso crees tú.
Por más que muchas noches te acuestes teniendo la sensación de que no has conseguido nada.
Si a pesar de dar mil pasos y esforzarte mucho ves que no avanzas hacia lo que deseas, hacia lo que sueñas… Si lo ves cada vez más lejos y complicado todo lo que necesitas y tus sueños son como un balón que cuando lo tienes cerca sale propulsado por tus pies.
Por más que durante toda tu vida te haya acompañado una sensación de no tener en un lugar en el mundo y estar de más, de ser invisible, de que para ti todo es más difícil que para el resto…

Si estás cansado de lo mismo y al despertar y mirar al mundo intuyes que hoy va a ser lo mismo…

Si estás desmotivado y triste… No pasa nada, permítete sentir eso que sientes y no te culpes ni reproches.


No tengas ninguna duda… Eres maravilloso. Eres necesario. Mereces lo mejor. Lo consigas o no.
Tus logros no te definen.
No necesitas demostrar nada, solo ser tú.
Esto no es una carrera en la que tengas que ganar nada para poder sobrevivir.

No hace falta que los demás te valoren para darte cuenta de que eres valioso.
Muchas veces las personas que nos rodean no ven nuestro valor porque les hemos dejado creer que no somos valiosos… Muchas otras veces porque no han descubierto su propio valor y no pueden verlo en nosotros.

A pesar de todo eso, no regatees tu valor.

No mendigues.

No caigas en el chantaje de los que intentan hacerte sentir culpable por decir en voz alta lo que necesitas o piensas.

No te creas que mereces menos y tienes que conformarte con migajas.

Dí no cuando lo que te piden te vulnera o te perjudica, no eres una persona de segunda que tenga que sacrificarse más que otros para demostrar nada ni acumular méritos. No eres un comodín, ni un último recurso para nadie. No eres un pasatiempo para el aburrimiento ajeno mientras encuentran a alguien mejor… Nadie es mejor.

No esperes a que otras personas te den lo que buscas. No pongas en sus manos tu valor, tu autoestima, tus ganas de vivir. Ve a por lo que deseas aunque te asuste pensar que tal vez no lo consigas, no importa en realidad, solo importa que te lo permitas tú.

No te quedes esperando a que se den cuenta de que te pierden cuando digas basta, vive tu vida.

Los que te quieren de verdad ya sabrán qué tienen que hacer.

Aunque el mundo a veces parezca decir lo contrario, que no se te olvide, por favor, pase lo que pase ahora, tu grandeza como ser humano está fuera de duda.

Hazte responsable de tu felicidad.

Gracias por leerme. Espero que lo que escribo te sea útil.

Te invito a leer mis palabras en formato libro, en este caso con mis poemas..

Las palabras van a curar nuestras heridas porque nos ayudarán a decir en voz alta lo que nos duele y poner nombre a nuestros miedos… Este es mi primer libro de poemas, en ellos hablo de la vida y de traspasar miedos.

Es un compendio de palabras que hablan de sacarse las espinas clavadas y decir en voz alta aquello que a menudo callamos…

Una mirada bárbara a esa vida que vivimos y no nos satisface mientras esperamos una vida mejor que nunca llega porque no hacemos nada para que eso suceda.

Habla de amor y de desamor. De amar tanto que a veces te quedas solo amando y descubres que nadie está a tu lado en ese amor y, gracias a ello, acabas encontrándote a ti mismo. De desear tanto que das la vuelta a la esquina y te das cuenta de que el deseo te llevó a atravesar tus miedos más rotundos y encontrarte de verdad.

Son poemas irreverentes, imprudentes y sinceros que esperan hacernos reflexionar sobre si la vida que habitamos es la vida que merecemos y, si la respuesta es no, hacer que nos levantemos del sofá.

Puedes comprar aquí «Algunos Poemas bárbaros»

Soy coach. Si prefieres que te acompañe personalmente, he preparado un programa para tomar decisiones y salir de bucle en que te encuentras. Un entrenamiento exclusivo que en 40 días te permitirá reconocer tu potencial e ir borrando poco a poco las creencias y hábitos que frenan tu autoestima y tu evolución… ¡Echa un vistazo y toma ya esa decisión que puede cambiar tu vida! ¿Te acompaño?

Toma decisiones y cambia tu vida en 40 días 

Por cierto, si no quieres perderte nada de lo que publico en mis redes y las últimas novedades, te invito a suscribirte a mi canal de telegram


3 comentarios

Tu insoportable belleza


Nos gusta engañarnos porque la verdad a veces nos parece demasiado dura para ser soportable. Por ello asumimos sucedáneos de lo que realmente queremos y deseamos y tragamos sin rechistar.

Vivimos relaciones a medias porque no nos sentimos con fuerzas de vivirlas enteras. Porque eso supondría abrirse en canal ante otros y romper con todo lo que ahora creemos tener para quedar desnudos ante el abismo y solos, muy solos, tan solos que el silencio se nos cae encima y dice nuestro nombre.

Nos conformamos con conocernos a medias y usar a medias nuestras habilidades porque nos asusta mucho mostrarlas del todo. Porque brillar da tanto pánico como quedarse en la sombra, pero la sombra es la costumbre, el circuito cerrado en el que siempre nos movemos. Porque siempre pensamos que no estaremos a la altura y preferimos no bailar nunca a salir a la pista y arriesgarnos a hacer el ridículo y soportar que nos señalen con el dedo. Nos da miedo brillar por si el mundo se enfada por haber osado, porque en el fondo, no creemos merecer nuestro propio brillo. Eso nos permite quejarnos siempre y seguir en el bucle sin tener que abandonar el miedo, que es terrible pero conocido y asequible por ahora.

Toleramos desaires, faltas de respeto, humillaciones… Asumimos que otros nos dejen de lado porque no creemos ser de esas personas de pleno derecho a las que se tiene en cuenta.

Decimos sí a ser el segundo plato de personas que para nosotros son una prioridad. Lo disfrazamos y etiquetamos de mil formas para no tener que afrontar lo que es o parece. Hablamos sin parar, ponemos el ruido al máximo en nuestra vida para no tener que escuchar el silencio que nos conecta a nosotros y nos dice que ya basta.

Nos gusta engañarnos porque la verdad a veces es tan cruda que si la escucháramos nos cambiaría la vida y no estamos dispuestos a renunciar a la vida de siempre. A la punzante comodidad de aferrarse a que sean los demás los que no nos den oportunidades, no nos quieran suficiente, nos ignoren y dejen en el olvido, nos nos valoren como merecemos… Nos tratamos como un sucedáneo, como una copia barata, como un material defectuoso o de segunda calidad y así nos vendemos al mundo y pretendemos que nos mire con amor, con respeto, que nos valore, que nos puntúe alto.

Sé que se siente esperando que eso pase y cuando no pasa y es morirse en vida, en espera, en un intermedio doloroso y angustioso en el que no tienes nombre ni rostro mientras esperas que otros te definan.

No hay nada que esperar. No hay nadie a quién esperar. Solo a ti. Los demás son un juego de espejos que a veces muestra una culpa eterna y pegajosa y otras una belleza inmensa que a menudo nos resulta insoportable y no merecida. Esa es una de tus grandes verdades y de las mías, no soportas tu oscuridad pero tampoco soportas tu belleza. Incluso a veces tu belleza te duele más porque la culpa imaginaria que cargas es tan intensa que parece anularte y obligarte a repudiar tu belleza como castigo y expiación para sentirte más digno.

Y la verdad dolorosa de la que huyes ni siquiera es que no te quieren ni te valoran, estamos ya en otro estadio de verdades. Es que no hace falta que lo hagan y que todo lo tienes que hacer tú.

A veces, hay que arrancarse el vestido si es un vestido que dice de ti que no vales nada… Al menos hasta que te ames suficiente como para que no te importe tu desnudez y descubras que el vestido no te define nunca. Que no hay nada ahí afuera que te defina.

A veces, la verdad nos hace tan libres que esa libertad nos asusta mucho. Y postergamos verla y abrazarla hasta aumentar de tamaño y estar a la altura.

Arrancarse pensamientos. Arrancarse creencias. Arrancarse personas que estando cerca no te hacen bien, al menos mientras no deje de importante qué dicen y descubras que ellas no te hacen nada sin tu permiso y sus arañazos son tus propios arañazos.

Dejar esa vida que te queda corta y pequeña y absurda y mudarte a una nueva vida. Romper con lo que no te sirve. Soltar. Renunciar a lo que ya no es. Pasar ese frío inmenso de estar en tierra de nadie, como los cangrejos que cambian de caparazón porque han crecido y primero tienen que romper con fuerza el caparazón de siempre… Y durante un tiempo mientras no encuentran un caparazón nuevo se exponen a ser vulnerables y frágiles.

A veces no queremos escuchar la verdad porque sabemos que eso nos haría imposible seguir viviendo la vida que ahora habitamos y nos daríamos cuenta de nuestro enorme poder y capacidad para crear una vida nueva.

Y no me refiero a una mejor casa, un mejor empleo, una mejor pareja o un coche más rápido sino a una vida más plena en la que mirar dentro de ti te lleve a la paz porque ya te has vaciado de toda la basura acumulada…

A veces, no buscamos la verdad porque sabemos que si la encontramos, se nos acabarán las excusas.

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional. 

www.merceroura.es 


3 comentarios

Sal de tu cárcel


Todos tenemos nuestra cárcel particular. La hemos construído con angustia, con exigencias, a base de sufrimiento y malas palabras hacia nosotros mismos. Somos el preso, somos el carcelero sin piedad, el juez severo que nos encerró en ella y todos y cada uno de los macizos barrotes que nos rodean.

Hay tantos modelos de cárcel como personas hay en el mundo.

Todas, absolutamente todas están forjadas con desamor, con menosprecio, con falta de respeto a uno mismo, con miedo… Con tanto miedo que puede olerse en las paredes donde están señalados los días que faltan para una especie de juicio final que solo existe en nuestra mente y no tiene ningun sentido.

Todas las cárceles que nos atan a una vida amarga y limitada son mentales. Son infiernos particulares y diminutos en los que nos hemos condenado nosotros mismos, de los que no nos dejamos salir por el qué dirán. Porque nos convencieron de que para merecer algo tenemos que sufrir, sacrificarnos y rompernos lo suficiente por dentro como para que el mundo nos valore y nos dé el visto bueno… Son pequeños infiernos de sí hago esto o aquello, del debería, del sí per no, del ¿Y si? constante, del darle vueltas sin parar a todo en la cabeza hasta que parece estallar y una ansiedad tremenda hace sonar tambores en nuestro pecho.

Todas la cárceles que he conocido en mentes ajenas y en la propia, se edifican gracias a un componente básico y necesario, si desaparece esa substancia, la cárcel se esfuma, se desvanece. Es una substancia inmaterial que todo lo impregna, es totalmente adherente y deshacerse de ella es altamente complicado, pero no imposible. Es pegajosa y corrosiva, todo lo invade y lo inunda, todo lo convierte en una carrera, en una necesidad, en un castigo… Es culpa. Una culpa gigante e inconsciente que vive en nosotros desde siempre y nos impulsa a no vivir, a no soltar, a pasarnos la vida midiéndonos y calculando resultados, escalando montañas altas para llegar a cimas que demuestren nuestro valor y calmen esa sensación de no merecer, de no ser suficiente.

Esa culpa que nos impulsa a decir sí a todo aunque nos mate por dentro.

Esa culpa que nos lleva a decir no a lo que deseamos porque creemos no merecer.

Esa culpa que mantenie en pie esa cárcel mental y la hace cada día más real y más sólida.

Esa culpa que nos cuenta historias tristes y se infiltra en nuestros sueños hasta convertirlos en pesadillas que hablan de dolor y castigo.

Todas las cárceles que nos hemos inventado parecen reales. Están fabricadas con años de quedar bien, ser ejemplares y correctos, ser sumisos, ser perfectos, ser ganadores y tener éxito, mantenernos en la cima, ser lo que los demás esperan de nosotros, perseguir sueños olvidándonos de nosotros mismos y maltratándonos para conseguirlos, mendigar amor, hacer todo lo lo posible para ser reconocidos, para sentirnos especiales y conseguir la atención de los demás, evitar que sepan lo frágiles y vulnerables que nos sentimos, soportar lo que sea para evitar la soledad , esconder las dudas e inseguridades que tenemos, huir del miedo que nos acecha cada día por no ser suficiente y no hacer suficiente…

Nos pasamos la vida buscando en ellas pasadizos secretos para huir. Intentamos sonsacarle algún secreto al carcelero para que nos deje salir o nos cuenta cómo hacerlo. Intentamos darle todo lo que tenemos o creemos tener la juez para que nos libere. Nos dejamos la vida siendo reos ejemplares y maltrándonos para asumir nuestra pena impuesta para que vean lo dóciles que somos… Nos destrozamos las manos intentando separar, limar y romper los barrotes pero nada funciona. Día tras día, abrimos los ojos esperando que algo pase, que algo cambie, que llegue un abogado que nos saque de ese infierno, esperando un salvavidas que nos rescate, una mirada de compasión al otro lado que nos tienda la mano.

Nunca llega, siempre nos queda un día más en el infierno, en esa cárcel mental de la que algunos salimos a ratos pero siempre volvemos por mala conducta, por reproches, por no haber hecho lo debido, por no haber conseguido lo que nos proponíamos… Porque siempre nos tragamos el chantaje de la culpa y nos acabamos creyendo que merecemos regresar.

No hay nada en la cárcel que nos ayude a salir de la cárcel.

No hay nadie ahí afuera que nos vaya a sacar de ella.

Los pensamientos que nos encerraron no son los que podrán liberarnos. La forma de vivir que nos mantiene amarrados nunca nos hará sentir libres. Porque de la cárcel no se sale forzando, golpeando, ni luchando contra la cárcel. De la cárcel se sale soltando el pensamiento que nos encerró en ella. Dejando caer ese mundo interior de sacrificio y castigo que nos apega a la culpa y nos exige cada día más. Renunciando a ese modelo de vida y patrón de creencias que nos ha llevado a creernos que merecemos limitarnos y encerrarnos y castigarnos…

De esta cárcel se sale con respeto por uno mismo. Con amor, con compasión, con amabilidad por lo que somos. Sin medirnos ni reprocharnos. Sin esperar nada concreto más que esa paz de saber que nosotros mismos podemos liberarnos…

Todas las cárceles mentales que que he visitado desaparecen cuando descubres que están contruidas sobre la creencia falsa de ser merecidas, de ser necesitadas para purgar errores y falsos pecados. Cuando miras dentro, en lo más profundo de ti y abrazos lo más oscuro y terrible y descubres que eso no eres tú y que no pasa nada… Y dejas de esconderlo y ocultarlo para comprender y empezar a usarlo para amarte.

Todas las cárceles mentales en las que vivimos dejan de existir cuando descubrimos que somos seres valiosos, cuando nos reconocemos, cuando nos damos cuenta de que en realidad somos inocentes…

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional. 

www.merceroura.es