merceroura

la rebelión de las palabras


1 comentario

Todo está bien si tú estás bien contigo


No importa que se mueva el suelo que pisas, importa qué sientes tú.

Importa cómo te ves y si escoges un camino de una vez por todas, aunque tus decisiones tengan que bailar con una incertidumbre tan inmensa que creas que vas a tientas. Aunque tengas tanto miedo de caer del zarandeo que tu paso sea lento y algunas madrugadas te pillen en duermevela.

No importa si el camino es oscuro y, a veces, no sepas si te lleva a dónde quieres ir, porque has cambiado la forma en que te ves a ti mismo y sabes que lo que realmente cambia tu vida es ir contigo de la mano. Porque por primera vez en tu vida estás haciendo algo para ti y no para nadie, aunque eso te suponga vivir un dolor inmenso y arrancar tus raíces más profundas. Aunque tengas que soltar lo que deseas para descubrir si realmente es para ti y regresa.

Qué más da lo que parezca, si estás seguro de lo que eres.

Qué más da lo que recibes, si estás seguro de lo que tú te das.

Qué más da lo que esperas, si ya estás seguro de lo que necesitas.

No importa lo oscura que sea esta noche que ya dura demasiado porque no hay luz como tu luz, ni ganas de seguir como tus ganas.

No importa que te hayas sentido el ser más rechazado del mundo porque ahora ya sabes que nada ni nadie puede rechazarte sin tu permiso… Sin que tú antes te permitas ser rechazado, sin que tú hayas decidido antes ser rechazable.

Qué más da lo que sueñas si ahora ya sabes lo que mereces.

Qué más da lo que buscas si ahora ya sabes que va a encontrarte a ti.

Qué más da lo que has amado y perdido si ahora ya sabes que te amas y has aprendido a amar de otro modo y sin esperar nada a cambio. Si ya no suplicas, ni reclamas. Solo amas.

No importa ese dolor que has transitado si te ha permitido darte cuenta de que estabas bailando una música que no era tu música… Que llorabas por algo que no podías cambiar y que no estaba en tu mano que sucediera. Que esperabas algo que no podían darte. Que estabas solo mientras imaginabas que estabas acompañado porque no querías ver que al otro lado no había nadie en realidad y las puertas estaban cerradas.

Lo único que lo cambia todo es perdonarte por haberte creído que no valías suficiente. Por no haberte visto a la altura de otras personas. Por haber pensado que los demás eran gigantes y tú diminuto. Por haberte sentido indigno del amor que soñabas… Y perdonarlo todo porque todos hacemos lo que podemos a cada instante y, a veces, nos hacemos daño unos a otros sin querer ni comprender.

Lo único que importa es que ocupes tu lugar. Que sepas quién eres y lo mucho que vales… Que no vuelvas a creerte menos. Que no vuelvas a mentirte a ti mismo nunca más ni a engañarte para seguir adelante y evitar así el miedo a perder algo que no es tuyo. Que pase lo que pase te acuerdes de ti y de lo que necesitas de verdad a cada paso.

Y desde ahí puedes amar incluso más y darlo todo porque estás reconociendo tu valor y ocupando tu sitio, ese que nunca debiste dejar por nada ni nadie. Porque desde esta posición puedes ser y compartir, puedes perdonar, bajar la guardia y las defensas porque has descubierto que nadie puede atacarte. Porque ahora estás más listo que nunca para comprender y volver a empezar. Porque ahora puedes mirar a la verdad a la cara y, aunque no te guste como suena, sabes que puedes sobreponerte a ella.

Y desde ahí perdonas todo y todo se pone en su sitio. Puedes abrazar y escuchar. Puedes sentirte absolutamente digno y maravilloso.

Todo irá bien mientras no te dejes de lado. Mientras no te pierdas intentando no perder a otros. Mientras te ames cuando amas. Mientras te dés también a ti cuando das. Mientras al mirar a otros ojos no escapes de tus ojos. Mientras te perdones cuando perdonas.

Qué más da lo que pasó si supiste sacar lección oculta en la experiencia dolorosa.

Qué más da lo que pasó si ahora tú ya eres otra persona y lo ves todo desde un nuevo lugar.

Qué más da mientras sientas que estás de tu parte.

Todo está bien si tú estás bien contigo.

Gracias por leerme. Espero que lo que escribo te sea útil.

Escribo sobre hacer cambios en tu vida para poder transformarla si realmente estás harto y cansado de repetir siempre las mismas experiencias y vivir en bucleSi te interesa, te invito a leer mi libro, si realmente quieres hacer un cambio en tu vida.

Haz click aquí 

¡Ríndete! Deja que tu mundo caiga

Si prefieres que te acompañe personalmente, he preparado un programa para tomar decisiones y salir de bucle en que te encuentras. Un entrenamiento exclusivo que en 40 días te permitirá reconocer tu potencial e ir borrando poco a poco las creencias y hábitos que frenan tu autoestima y tu evolución… ¡Echa un vistazo y toma ya esa decisión que puede cambiar tu vida! ¿Te acompaño?

Toma decisiones y cambia tu vida en 40 días 

Por cierto, si no quieres perderte nada de lo que publico en mis redes y las últimas novedades, te invito a suscribirte a mi canal de telegram


Deja un comentario

Cuando la vida duele


A veces cuesta seguir adelante cuando la vida duele.

Se hace difícil levantarse y ponerse en marcha. Andar el camino de siempre y encontrar las mismas caras. Decir lo mismo de otra vez, sabiendo que recibirás la misma respuesta. Tomar el mismo café. Reírse de las mismas bromas y saludar a las mismas personas. Todo es lo mismo, pero nada es igual en realidad porque tú no estás contigo, porque no tienes ganas de estar. No te notas. No te sientes. Estás embargado por un dolor intenso que no te deja recordar quién eres ni qué necesitas, porque todo lo que crees necesitar es que esa angustia pare y la vida dé la vuelta.

La vida duele porque no hemos aprendido a dejar de hacernos daño a nosotros mismos y esperamos que otros nos salven de ese dolor. Porque todavía necesitamos que nos miren, que nos consideren, que nos digan lo que deseamos oír y nos recuerden quiénes somos a la espera de tener el valor de descubrirlo nosotros mismos.

La vida duele porque dejamos en manos de otros reconocer nuestro valor y ellos están tan perdidos como nosotros. Buscamos culpables cuando no los hay, solo hay miedos. Solo hay personas rotas que buscan a otras personas que les remienden y les hagan sentir enteros pero nunca lo consiguen… Porque lo que realmente necesitan es abrazarse a ellas mismas. Porque todos buscamos parches para tapar esa fuga de vida en nosotros cuando lo que tenemos que hacer es decidir soltar todo lo que no nos hace felices y nos rompe, cuando lo que realmente necesitamos es arriesgarnos a vivir y sentir. Cuando lo que la vida nos pide es que soltemos la vida que no es vida…

Justo en ese momento, cuando miras al mundo y el asco de no ver en él lo que deseas y suplicas, es un buen momento para darte cuenta de que lo que está ahí no es la verdadera causa de tu dolor. Ese mundo espantoso, a veces cruel y otras dulce, es el mismo que hace un año, cuando tú lo mirabas con los ojos llenos de esperanza. Sigue siendo absurdo y maravilloso. Repleto de personas perdidas y asustadas, de personas fascinantes y llenas de vida, de personas a las que amas y quieres abrazar aunque no puedas, pero quien no es el mismo eres tú. Porque estás roto y buscas tu pegamento ahí afuera cuando la única forma de remendar tus heridas es repararte tú.

Porque no has aprendido a mirarte y, en consecuencia, no puedes mirar al mundo sin rencor. Porque te resistes a vivir este dolor y ese miedo a la espera de poder cambiar lo que pasa para que la angustia pase. Porque has decidido no mirar lo que te rompe y, al mismo tiempo, has descubierto que no dejará de romperte hasta que lo mires. Y huyes y te escondes y prefieres pensar que no estás sucediendo, pero sabes que eso que no quieres afrontar ahora, te espera luego… Y también sabes que si lo postergas demasiado será más difícil cada vez.

Y piensas «tengo que seguir adelante» como si no pasara nada, pero sigue pasando.Todo lo que finges que no pasa, sigue pasando con más intensidad para que tengas que dejar de eludirlo. Hasta que paras y respiras muy hondo y decides mirar lo que pasa y sentir lo que la vida te pide que sientas. Y, ostras, es una M inmensa, gigante, exasperante… Mirar tu dolor y hacerte cargo de él siempre es una experiencia insoportable. Puedes detenerte y no hacer nada más o seguir caminando y respirarlo mientras te mueves, pero no puedes descuidarlo si quieres liberarte… Porque aquello de lo que huyes va a liberarte, en realidad. Lo descubrirás cuando dejes de huir de ello y lo afrontes. Cuando lo mires a la cara sabrás que era inevitable y que has perdido un tiempo precioso esquivándolo porque, con afrontarlo, ya estaba solucionado, se desvanecía, perdía fuerza.

Cuando la vida duele hay que escuchar a la vida, a ver qué te dice y sentir lo que te propone. A veces, solo con eso ya basta. No hace falta hacer nada más. Prestarse a sentir, a reconocer, a observar. La vida hace el resto… La vida te pide que te dejes llevar y hagas lo que sientes.

La vida duele porque esperas de la vida algo que la vida no puede darte y necesitas dártelo tú.

Eso es lo que realmente te pide, que te permitas sentir lo que ahora tienes que sentir. Que hagas lo que debes hacer para ti y no para cumplir con nada ni demostrar nada…

Gracias por leerme. Espero que lo que escribo te sea útil.

Escribo sobre hacer cambios en tu vida para poder transformarla si realmente estás harto y cansado de repetir siempre las mismas experiencias y vivir en bucle. Si te interesa, te invito a leer mi libro, si realmente quieres hacer un cambio en tu vida.

Haz click aquí 

¡Ríndete! Deja que tu mundo caiga

Si prefieres que te acompañe personalmente, he preparado un programa para tomar decisiones y salir de bucle en que te encuentras. Un entrenamiento exclusivo que en 40 días te permitirá reconocer tu potencial e ir borrando poco a poco las creencias y hábitos que frenan tu autoestima y tu evolución… ¡Echa un vistazo y toma ya esa decisión que puede cambiar tu vida! ¿Te acompaño?

Toma decisiones y cambia tu vida en 40 días 

Por cierto, si no quieres perderte nada de lo que publico en mis redes y las últimas novedades, te invito a suscribirte a mi canal de telegram


1 comentario

Hablar contigo


Llega ese momento en el que te tienes que pedir perdón.

Por haber aguantado demasiado lo que era inaguantable.

Por haber sido comprensiva con todos menos contigo.

Por ver más la viga en el ojo propio que la paja en el ajeno siempre.

Por no saber decir no, ni decir «ya basta» cuando hace falta.

Por no haber sabido ver las cosas de otro modo, comprender y perdonar. Por haber perdido lo que amas.

Por estar harta, hartísima de todo y seguir peleando sin darte cuenta de que hay batallas perdidas.

Por no escuchar a tu cuerpo cansado.

Porque el miedo a perder a otros de tu vida te ha llevado a perderte a ti de la tuya y a dejarte tanto de lado que, cuando te fuiste a buscar, no te encontraste.

Porque el dolor de no saber si llegarías y si estarías a la altura te hizo renunciar a muchas cosas que deseabas.

Porque no creíste merecer lo bueno y lo hermoso de la vida y lo rechazaste cuando estuvo ante ti. Por haberte sentido culpable por ello siempre y no haber sabido darte cuenta de que hiciste cuanto supiste en aquel momento.

Por no permitirte fallar ni cometer errores.

Por haberte criticado tanto que te arrancaste la piel con la mirada y te cubriste de basura con las palabras.

Por haberte roto tantas veces esperando un respeto que no llega porque nunca te lo has dado tú primero antes de pedirlo.

Por no haberlo pedido ni siquiera.

Por haber callado y consentido.

Por haberte enfadado demasiado con los demás cuando no te daban lo que tú les permitiste y consentiste no dar.

Por haber visto y sentido más el dolor ajeno que el propio y haberte cosido tantas veces los jirones que ya no te notas la piel cuando te abrazan.

Por no haberte abrazado en los malos momentos y haber seguido pidiéndote más cuando estabas vacía y muerta por dentro.

Por no haberte permitido descansar y pedirte siempre más cuando lo habías hecho y dado todo.

Por no haberte avergonzado de ti misma tantas veces mientras elogiabas a otros por la mitad de la mitad.

Por haberte visto pequeña y ridícula y haberte humillado y rechazado esperando humillación y rechazo ajeno.

Por cómo te hablas.

Por lo poco que te escuchas.

Por lo poco que te conoces.

Por el miedo que te tienes, en realidad.

Por perseguir. Por mendigar. Por dar por sentado que nadie va a hacer nada por ti.

Por necesitar demostrar y suplicar que te demuestren pero no dejar espacio ni tiempo para que suceda.

Por amar demasiado a veces. Por no atreverte a amar otras tantas.

Por ver solo las espinas de tu rosa y no ser capaz de apreciar el aroma y el terciopelo de sus pétalos blancos y delicados.

Por comprometerte con todos menos contigo.

Por vivir del pasado y estar siempre pendiente del futuro.

Por dejar el presente para más tarde cuando ya es tarde.

Por estar siempre pensando de más y sintiendo de menos por si sentir te hace parar y te pide que lo dejes todo.

Por no permitirte tregua para tomar descanso y recuperar el aliento.

Llega el momento de pedirte perdón por no verte entera y pensar siempre que eres provisional y te falta algo.

Por haberte aguantado las lágrimas y la rabia.

Por haber soportado angustias que no eran tus angustias y cargado responsabilidades que no eran tus responsabilidades… Por cargar un peso que no era tu peso y asumir que ni siquiera te dieran las gracias.

Por culpar a otros y dejar de tomar decisiones.

Por creer que hay algo en ti que merece rechazo y tiene que estar oculto.

Por no abrazar tu oscuridad y no permitir que salga tu luz.

Por haberte conformado con una vida a medias porque pensabas que eras una persona a medias.

Porque te has hecho mucha falta y no estabas en ti.

Porque cuando estabas era para culparte y reprocharte.

Porque te quieres poco y no te lo dices nunca.

Porque mereces lo mejor de la vida y no te lo crees todavía.

Porque hoy necesitas decirte todo esto y seguramente no tendrás ganas de hablar contigo.

Porque todavía no te has comprometido contigo…

Llega el momento de perdonarte y perdonar de una vez por todas. .

Gracias por leerme. Espero que lo que escribo te sea útil.

Escribo sobre generar cambios en tu vida para poder transformarla si realmente estás harto y cansado de repetir siempre las mismas experiencias y vivir en bucle. Si te interesa, te invito a leer mi libro, si realmente quieres hacer un cambio en tu vida.

Haz click aquí 

¡Ríndete! Deja que tu mundo caiga

Por cierto, si no quieres perderte nada de lo que publico en mis redes y las últimas novedades, te invito a suscribirte a mi canal de telegram