Somos nuestro propio infierno y nuestro propio cielo. La barca con la que navegamos y nuestra propia deriva. Somos el salvavidas y los pies de cemento. El miedo que nos hunde y nuestras ganas de conocernos que nos ayudan a flotar.
Somos nuestro propio camino y todos y cada uno de los pasos atrás que damos. No podemos decidir lo que encontramos en el camino, pero podemos decidir cómo lo miramos, cómo lo colocamos en una estantería de nuestra vida y qué hacemos con ello. Si lo rechazamos o lo aceptamos. Si decidimos que forma parte de nosotros y que tenemos algo que hacer con ello, algo que aprender o lo lanzamos al abismo…Si lo rompemos en mil pedazos o si nos rompemos nosotros en mil pedazos al sentirlo porque no nos vemos capaces de usarlo para crecer.
Somos nuestro infierno y nuestro cielo. Somos nuestro gran miedo y la forma que tenemos de superarlo. Somos la forma que tenemos de esconderlo y vivir de él o de vivir a pesar de él…
Somos, somos, somos… Siempre acumulando de todo para no tocar, para no aceptar, para no sentir y asumir, para disimular y esperar a que pase. Pagando por ello el alto precio de no soltar. De llevar la carga y no poder respirar.
Somos y, a veces, no nos damos cuenta de que somos porque sencillamente estamos. Porque solamente sobrevivimos . Porque solamente arañamos pedazos de vida. Con la máscara puesta porque nos asusta tanto quitárnosla percibirnos como somos realmente y que nos perciban como somos por dentro… Vulnerables, desnudos, asustados… Tierra por comprender, tierra por conquistar, tierra por descubrir, tierra para amar. Tierra, una tierra enorme en la que sembrar…
Somos, somos, somos… Somos el camino al que queremos llegar y el camino del que queremos huir. Somos el destino que escogemos y le que no queremos escoger porque nos asusta reconocer que también está en nosotros. Porque no queremos escuchar que la vida pasa lista y dice nuestro nombre.
Estamos tan pendientes de lo que será, que se nos olvida el mientras tanto… Y nosotros somos el mientras tanto, la vida es el mientras tanto. La vida es amar al mientras tanto. Amar al casi, al tal vez, al puede ser, al no es aún, al no está, al no lo parece… Aceptar que sea a medias, que no sea todavía. que tenga una forma difusa, que esté en construcción…
Lo que nos define es como vivimos el mientras tanto… Cómo lo abrazamos. Cómo vivimos el sí pero no, el todavía… Cómo gestionamos el «y si no». Cómo decidimos que nos afecte el «no sé si…»
Cuando no aceptamos el mientras tanto de todo lo que nos rodea, no aceptamos nuestro mientras tanto. No vemos que estamos a medio camino de algo y no aceptamos el camino. Ni los recodos, ni los momentos oscuros, ni los momentos tristes, ni los momentos locos… Nos asustan tanto los momentos locos y descontrolados… Nos asustan tanto los momentos alegres como los momentos tristes. Huimos de la paz porque no queremos echarla de menos, porque no queremos ser adictos a ella para cuando escasee, para no pensar que se ha ido y no volverá y que la culpa nos invada y comprima el pecho. Porque no hemos aprendido a mirar su ausencia y encontrarle sentido… Mirar al vacío y descubrir que somos nuestro gran misterio, nuestro gran secreto. Somos la llave y la cerradura…
Somos, somos, somos y nos definimos por lo que no tenemos, por lo que nos falta, por lo que deseamos y no nos acompaña…
Somos nuestro infierno y nuestro cielo. Nuestra ausencia continuada en todo aquello que nos atañe y duele para que no nos ataña y no duela. La puerta cerrada a cal y canto a eso que nos recuerda que nos equivocamos y que no nos permite comprender por qué. Las reglas de oro y las normas que nos dictamos para intentar ser mejores y obtener buenos resultados y que comprimen tanto que cuando llegamos a la cima hace rato que hemos dejado de respirar…
Somos, somos, somos siempre lo que no queremos recordar y lo que nos da miedo vivir. Y siempre llega, siempre nos alcanza, siempre nos toma por la solapa y nos cuenta el cuento que no queremos escuchar. Siempre evitando sentir ese dolor, notar ese miedo y sujetando con todas nuestras fuerzas algo para que no se caiga, para no perderlo y sentirnos vacíos y solos.
Somos eso que no nos gusta, precisamente porque lo despreciamos. Somos aquello que evitamos, precisamente porque viene a nuestro encuentro para que podamos dejar de huir.
Somos la forma maravillosa en que a veces claudicamos y preferimos vivir a ganar y bajamos la guardia y nos dejamos acariciar por la vida. A veces, el cielo está en el camino que nunca te atreves a pisar, en reverso de la hoja a la que nunca le das la vuelta por si te toca asumir y corregir, en el error que no quieres ver y aceptar… Y el infierno es ese tiempo que tardas en darte cuenta de que el cielo es una decisión propia… De que eso va de salir a vivir lo que tenemos pendiente y abrazar lo inevitable.
Acabar dando gracias por lo que es, sea lo que sea, y encontrando la paz en lo que antes parecía terrible, insoportable…
GRACIAS POR LEERME E INICIAR CONMIGO ESTE CAMINO COMPLICADO PERO MARAVILLOSO…
Gracias por compartir y llevar mis palabras hasta el otro lado del mundo…
Si quieres continuar con este cambio, te invito a profundizar todavía más…
Manual de autoestima para mujeres guerreras
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26 de abril de 2019 en 17:11
Gracias por este magnifico post, yo también pienso que la felicidad está en una actitud abierta para afrontar todos los momentos de nuestra vida, por muy difícil que sean, están allí por algo.
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27 de abril de 2019 en 7:56
Mil gracias a ti Ana! totalmente de acuerdo, la felicidad es paz y flexibilidad, amor por lo que eres y lo que haces… Un abrazo 🙂
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16 de abril de 2019 en 7:18
Me encanta, he tenido que leeer la entrada tres veces a profundizar un poco. Me quedo con una frase que resuena muchísimo en mí. «Estamos tan preocupados con lo que será, que se nos olvida el mientras tanto» Me siento muy muy identificada. Eso no me ayuda, pensar en el futuro, es mejor centrarse en el momento presente y vivirlo… pues no sabemos qué pasará mañana y desperdiciamos el tiempo, como si fuera infinito, y no lo es. Con esto te digo una cosa, SE ACABÓ para mi, EL HABITAR O SOBREVIVIR voy a empezar a vivir el momento, el día a día y quedarme con momentos maravillosos.
besitos y mil gracias!
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20 de abril de 2019 en 14:33
Sólo hay este momento… Cuesta hacer click pero vale la pena… Gracias 🙂
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27 de abril de 2019 en 7:58
Se acabó… Vivamos! gracias 🙂
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14 de abril de 2019 en 7:22
Gracias Merce, gracias por la reflexión, por compartirla y por ayudarnos a comprender mejor lo que sentimos en el mientras tanto del camino.
Reconozco que mientras te leía he sentido un dolor profundo, los miedos són tantos!!!
Tengo que releer despacio esta reflexión, ha llegado en el momento que más falta me hace.
Feliz domingo, un abrazo enorme.
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27 de abril de 2019 en 7:59
Gracias a ti, el dolor que sentimos a veces es la liberación de ese miedo, al confrontarnos con él pero es necesario mirarlo a la cara para descubrir que tú estás por encima 🙂 un abrazo!
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13 de abril de 2019 en 18:12
Reblogueó esto en Mi cajón de sastre-e – @etarragoy comentado:
Somos eso que no nos gusta, precisamente porque lo despreciamos. Somos aquello que evitamos, precisamente porque viene a nuestro encuentro para que podamos dejar de huir.
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13 de abril de 2019 en 18:11
Me quedo con tu … «Lo que nos define es como vivimos el mientras tanto… «
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13 de abril de 2019 en 18:16
Es el mensaje… Mil gracias 🙂
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