Estoy satisfecha con este año que acaba. Algunos podrían pensar que mi satisfacción es locura. Porque la verdad es que si lo tangencial, lo físico, que saco de él se pudiera poner en una mochila, estaría prácticamente vacía. Si mi balance fuera económico, no podría sentirme feliz porque soy tal vez más pobre que hace un año. Y también soy más vieja y llevo algún kilo más encima…
He dado pasos haciendo equilibrios que me llevan a lugares tan apasionantes como incómodos porque lo desconocido siempre asusta… Estoy en medio de ninguna parte, en una nueva aventura, pisando un suelo que se tambalea, aunque me siento muy feliz con mis decisiones y me doy cuenta de que debí tomarlas un siglo antes.
Sin embargo, es un suelo que se tambalea escogido por mí. Es un camino soñado para volver a construir algo propio y espero que hermoso. Esa sensación que tienes cuando estás pintando o remodelando tu casa y todo está sucio, lleno de cubos y con el suelo enmarañado de herramientas y yeso… Tú no ves el desorden ni el caos, ves el futuro. Cuando miras alrededor, ves tus paredes pintadas, tu suelo brillante, tu espacio, tu pequeño rincón donde leer y tomar café, el lugar donde compartirás con los tuyos algunas risas y tal vez tomarás decisiones importantes… En este momento, aún no se ve nada pero el rayo de luz que entra por la ventana te abre los ojos a millones de posibilidades. El suelo que pisas es tuyo, más o menos acertado, pero tuyo. Fruto de tu esfuerzo y de tu forma de concebir un hogar, en este caso, un trabajo, una tarea apasionante con que ocupar mis días.
Yo ahora tengo muchos cubos, herramientas, manchas de pintura en el suelo y en la camisa vieja que llevo para trabajar… Hay momentos en los que tengo miedo, claro. No sé si será todo como quiero, no sé si seré capaz de acumular la fuerza necesaria, pero cuando recuerdo lo que era estar en otro lugar que no era mi hogar me doy cuenta de que mejor este desorden deseado que el orden establecido por otros con los que no compartes nada.
Estoy enamorada de este año porque dije que no. Un NO enorme y cargado de dignidad… Porque he sido capaz de darle una patada al pasado y quedarme a gusto. Porque supe darme cuenta de que las oportunidades maravillosas a veces van ocultas en paquetes envueltos de papel de periódico y no parecen apetecibles a primera vista… Porque a pesar del miedo fui capaz de apostar por mí… Porque al arriesgar he encontrado personas geniales que han compartido mis retos y cuando veo en sus ojos el brillo y la ilusión de compartirlos me doy cuenta de que tengo suerte…
Porque he sido capaz de cambiar de rumbo por pasar un rato más cada día con el amor de mi vida, porque no podía perderme más sus juegos y su mirada brillante e impertinente poniendo siempre a prueba a una mamá demasiado cansada que no daba más de sí… He dicho basta a todo lo que me prohibía estar cerca de ella a pesar de tener que renunciar a la seguridad… A veces, lo que creemos seguro no es más que una losa gigante que nos priva de ser nosotros mismos. Y lo hace sólo a cambio de la sensación engañosa de pensar que nada se va a mover de su sitio, cuando en realidad, lo único que hacemos es permitir que la losa nos siga negando la libertad. Y por que si el camino que sigues, o te obligan a seguir, te va alejando de las personas a las que quieres, no es un buen camino.
Una de las cosas que he aprendido este año es que cuando te rodeas de gente maravillosa, te conviertes en alguien maravilloso… Vamos, que si tus amigos son fantásticos es que tú también lo eres un poco, aunque no lo veas… Por ello es bueno rodearse de personas extraordinarias, personas humildes pero con sueños enormes y casi imposibles que te tiendan la mano para compartir sin medirte, ni criticarte. Y si eres capaz de estar a la altura, eso significa que has dado un salto como ser humano.
Porque cuando subes el listón, todo cambia y tu vida sube el listón contigo y eso te prepara para ir a más y soñar a lo grande. He aprendido que cuando te lanzas al vacío confiando en ti, mientras lo haces, dentro de ti, no sé si en tu cabeza o en tu conciencia hay algo que ya trabaja para que lo consigas porque le has dado la orden de que es posible, porque estás transgrediendo los que creías eran tus normas. Porque los únicos límites te los impones tú cuando te cierras y te recortas.
Este año he descubierto más imperfecciones en mí, más defectos, más aspectos a mejorar y me he dado cuenta de que eso es maravilloso… Porque ser capaz de verlo es tener opción a superarlo, a cambiarlo. He aprendido a amar mis diferencias y he dado gracias por haberlas explorado, porque todas ellas me han puesto a prueba.
Este 2015 he visto claro que tengo que dar las gracias a todas “las hienas” con las que he topado en mi vida (con perdón por el término, es con cariño, de verdad). A ellas les debo mucho. Me han dado fuerzas, me han puesto en bandeja unas ganas increíbles de superación y me ayudado a seguir y superarme… Prometo que lo digo sin ápice de acritud, ni saña. Las he perdonado con alegría porque les tengo que agradecer haberme descubierto a mí misma, haber sacado lo mejor de mí. Sin ellas, no estaría aquí y ahora, con algunos retos maravillosos ante mí y algunos logros de los que me siento orgullosa y que durante mucho tiempo no creí posibles. Ruego que también ellas perdonen mi incomprensión y torpeza por no haber sabido entender y apreciar su valor, como seguramente merecen, porque seguro que tienen muchas cosas buenas que yo no conozco o no supe ver.
Todo lo que te pone las cosas difíciles, sean las situaciones que te trae la vida o las personas que te rodean, te da un empujón, te estimula. Yo, como muchos, he recibido algunos los últimos años, y los guardo como tesoros… Con las piedras del camino, construimos fortalezas… Y no sólo estoy contenta de verlo sino de haber sabido darle la vuelta, tomar ese dolor y transformarlo para tomar impulso… Al final, los que quieren frenarte, acaban siendo tu catapulta si eres capaz de seguir y no dejarte amedrentar.
Adoro este 2015 porque me he acercado más que nunca a mis miedos y me quemado las cejas… Pero una vez dado el paso, me he quedado blindada como una gladiadora para poder seguir. Porque la cuerda floja te cambia, te hace más capaz, te revoluciona. Cada paso que das, por pequeño que sea, te renueva.
Este año he empezado a dejarme llevar… Me queda mucho, mucho, mucho. Hasta que no baile y mi cuerpo deje de parecer un bloque de hielo, no conseguiré la hazaña… Y eso sólo por fuera, por dentro, es peor. Somos un todo, que no sabes dónde empieza y dónde acaba. Somos seres reversibles. Nuestro cuerpo responde a nuestras emociones y nos conecta con ellas con el objetivo de que estemos bien, de que seamos felices, de que la conciencia esté en calma. Y no para hasta que no lo consigue. Y arriesga lo que sea para conseguirlo, incluso la propia vida.
Este año he cumplido uno de mis sueños. Un sueño de papel y tinta. He publicado un libro. Hacía un siglo que soñaba con ello. Y no me hace feliz sólo por una cuestión de sentir que he llegado a una meta. Me hace feliz porque muchas personas me han dicho que leerlo les hace sentir bien. Porque he recibido mucho cariño y me he sentido muy cerca de de ellas y de sus historias, a pesar de que no las conozco… Porque mi «Amo la Imprudencia de mis palabras» ha creado un pequeño club de personas «imprudentes» que quieren atreverse a vivir según sus sueños y sus ilusiones. Porque se atreven a defender sus rarezas y no les importa qué piensen los demás. Porque han decidido que quieren arriesgar y apostar por ellos mismos… Porque hemos puesto de moda la imprudencia… La irreverencia, la valentía, la osadía de pensar distinto y decirlo en voz alta. Nos hemos sentido satisfechos de ser raros, de ser distintos… Hemos dado valor a nuestras diferencias.
Porque el otro día, alguien me dijo que mis palabras la habían ayudado un poco a tomar una decisión que llevaba años postergando y que se sentía feliz. Por eso, vale la pena todo el esfuerzo. Las horas robadas al sueño escribiendo y la ilusión de tocar un libro que lleva tu nombre impreso en la portada… Porque eso demuestra que las palabras hacen magia…
Eso no te llena la mochila, te llena el alma. Y demuestra que hay mucho por hacer todavía.
Estoy contenta además porque puedo compartirlo con muchas personas extraordinarias… A algunas las puedo tocar y a otras no, pero a todas las siento cerca.
¡Feliz 2016! que este nuevo año nos pille hambrientos y, como mínimo, con un pie fuera de la zona segura.
13 de enero de 2016 en 23:59
Gràcies per ser i per ser-hi Mercè.
Una abraçada i feliç 2016!!
❤
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14 de enero de 2016 en 7:46
Gràcies també a tu per ser-hi sempre!! Una abraçada 🙂
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4 de enero de 2016 en 15:38
Felicidades para ti, mil bendiciones.
Siempre hay por hacer… cada día es un peldaño, una meta y un logro. No darlo es desperdiciar el placer de estar vivos.
KnHs
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4 de enero de 2016 en 15:49
Muchas gracias de nuevo!! Un abrazo 😉
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3 de enero de 2016 en 18:47
¡Feliz 2016 Mercè!
Enhorabuena por tu valentía a la hora de tomar decisiones, y dar ese ejemplo de positivismo para que otras personas puedan atreverse a superar sus miedos.
¡Saludos!
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3 de enero de 2016 en 18:52
Muchas gracias por tus palabras… Aún tengo miedo, pero intento seguir… Un abrazo! Feliz Año 🙂
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Pingback: Hay mucho por hacer todavía..., por @mer...
2 de enero de 2016 en 13:39
Feliz 2.016 Mercè, por tus palabras y por tu ejemplo.
Un saludo cordial
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2 de enero de 2016 en 15:45
Feliz 2016 para ti también! un abrazo 🙂
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1 de enero de 2016 en 1:20
Enhorabuena por haber cumplido un sueño. Eres muy valiente. Que el 2016 te traiga muchos momentos para celebrar.
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1 de enero de 2016 en 9:37
Gracias! debemos ser valientes y tomar decisiones… Te deseo lo mismo, que este 2016 sea maravilloso para ti 🙂 un abrazo!
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Pingback: Hay mucho por hacer todavía… |
31 de diciembre de 2015 en 16:08
Eres un ángel. Solo los valientes y grandes de corazón, lo son. Dios te condenará a vivir junto a él, por toda la eternidad!! Y yo te condeno a soportar un fuerte abrazo que te doy con mis mejores deseos para el que espero será tu gran año: 2016!
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31 de diciembre de 2015 en 16:11
Muchas gracias, no creas… Tengo mucho de mala, pero al final, me quedo a medias, siempre! Gracias por estar ahí y compartir siempre! te deseo lo mejor a ti y a tu familia! Feliz 2016 🙂 un abrazo de vuelta!
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31 de diciembre de 2015 en 13:53
Feliz 2016, Mercè!!! Y gracias por todos tus escritos que tanto bien nos hacen a quienes te leemos. Un besazo!!! 🙂
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31 de diciembre de 2015 en 16:12
Muchas gracias, Toya por tu apoyo y tus constancia en compartir siempre y valorarme… Eres un sol! Te deseo lo mejor para este 2016 y para todos los años que vendrán. Un beso 🙂
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31 de diciembre de 2015 en 12:42
Que enseñanza más positiva y que bien contado. Anima mucho para afrontar situaciones similares y saber que todo está por hacer y se puede. Me lo tomo como propósito del nuevo ejercicio.
Feliz Año
Jesús Mari
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31 de diciembre de 2015 en 15:50
Muchas gracias! hagamos ese ejercicio, el de creer en nosotros y luego el de llevar a cabo nuestros sueños!! Un abrazo 🙂 Feliz 2016!
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31 de diciembre de 2015 en 10:53
Me encantan tu blog, todos lo artículos los leo y me veo reflejada en el escrito. Y, es así, las palabras hacen magia. Gracias por compartir con nosotros tu diario! Feliz 2016 Merce!!!
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31 de diciembre de 2015 en 10:54
Muchas gracias a ti! me alegro que confíes en las palabras! Un abrazo y feliz 2016! 🙂
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31 de diciembre de 2015 en 10:23
Muchas gracias por tus pensamientos y palabras imprudentes. Este 2015 ha sido un año de grandes descubrimientos y revelaciones. Y tú, Mercè, sin duda alguna, eres una joya que me he encontrado en este camino.
Gracias por inspirarme y por dejarme llevarte en mi mochila.
Feliz 2016…y con mucha hambre de más…
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31 de diciembre de 2015 en 10:44
Muchas gracias por lo que dices, pero sabes qué? si yo no hubiera encontrado en el camino personas como tú y muchas otras que me han animado, tal vez no habría conseguido seguir adelante y publicar, tanto en el blog como en mi libro… Todos aprendemos de todos, incluso de los que los ponen la zancadilla… Imagina de los que van con ganas de compartir y aprender como tú y muchas otras personas que se han cruzado en este camino, yo misma que cada día aprendo un poco.
Un abrazo ! Feliz 2016 🙂
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