Si quieres

 

Si se quiere, casi todo se puede. Todo se alcanza… Todo se inventa. Se acaricia sólo con la intención. Se mira sin abrir los ojos y se suma con el deseo. Se multiplica con el delirio. Se abre de par en par con un rezo. Si se quiere, se puede más de lo que se imagina, tal vez no siempre, aunque valga la pena intentarlo al máximo, por si al final hay magia. Por si resulta que las ideas generan realidades. Por si entre palabras y pensamientos se cambian mundos.

Si lo deseas, con las ganas se descubre un cielo. Se pinta un sol, se amanece, se anochece… Se engendra un universo a través de un pensamiento. Se construye un futuro con una brizna de presente.

Se calma el dolor con un beso. Se fía sin apenas cruzar palabra. Se llora sin lágrima. Se besa, sin beso.

Si se quiere de veras se puede dormir sin cama y soñar sin sueño… Si se tienen ganas se puede morir de risa. Vivir de intentos. Andar con la imaginación. Volar sin alas. Bailar sin música. Cantar sin voz. Reinar sin reino.

Es posible gozar sin roce. Rozar sin piel. Tocar con las puntas de los dedos un rostro al otro lado del océano. Amar sin esperanza de recibir amor. Amar sin apenas conocer. Amar sin saber por qué y sin poder parar de hacerlo.

Se puede escribir sin lápiz y pintar sin pincel. Si hay ganas, a veces pasa, si se quiere… ¿Y si nos sucede a nosotros?

Si se necesita, se puede crecer sin cambiar de tamaño. Ser el gigante más pequeño, el pobre más rico, el joven más viejo. Si el deseo es grande, lo feo es hermoso. Lo roto está entero. Lo frío, arde. Lo oscuro se llena de luz. Lo malo es bueno.

Se puede ignorar sabiéndolo todo. Se puede ser libre estando cautivo y poseer el mundo desde un rincón. Si se quiere… ¿quieres?

Si se quiere se puede, aunque cuesta y a veces el camino cansa. A veces nos rendimos por falta de confianza.

Si se anhela, se consigue. Aunque requiere un gran esfuerzo de imaginar sin nunca deternerse. Un deseo gigante de creer. Una ilusión que no cabe en un pecho pequeño y acostumbrado a reprimir su avidez y comprimir sueños… Por eso hay que ensayar y seguir, hasta ilusionarse y emocionarse casi sin pensar. Hasta que la rutina sean la risa y la esperanza y lo raro la queja y la negatividad.

Si se busca con afán, se encuentra. A veces no lo buscado pero sí lo necesario. No lo esperado, lo mejor… Algo que parece accesorio o pequeño y que acaba siendo básico y perfecto. Si se mete la mano, se saca algo… A veces no lo soñado, tal vez lo que va a cambiar tu existencia.

Si se quiere, se puede todo. Caminar sin camino. Llover sin lluvia. Amanecer sin sol. Sembrar sin tierra. Perdonar lo imperdonable. Tocar lo imposible. Llenar lo hueco. 

Todo es posible si se busca la manera. Aunque no hay nada seguro, nada fácil ni nada hecho. Es un camino que se anda a tientas con los pies cansados. Una travesía larga y tortuosa, que a menudo al llegar a la meta, empieza de nuevo…

Con pensarlo se pueden cerrar heridas sólo con cariño. Reír casi sin ganas. Abrazar sin brazos. Flotar sin aire. Frenar sin freno… Seguir adelante sin pan, suplicando suerte, apurando el tiempo. Todo se consigue si hay hambre. Si hay fuego. Si se siente todo con suficiente intensidad. Si cuando llega el miedo, se suelta una carcajada tan sonora que pasa de largo hasta que queda lejos. De lejos el miedo es pequeño y feo. Y tú eres enorme, si quieres. Sería absurdo no querer o al menos no intentarlo.

No importa

No importa si no llegas. Si te quedas con las ganas, sin aliento… Sin fuerzas. Si eres el de “casi” “por los pelos” o “el segundón de la tropa”. Si te quedas a medio minuto de la gloria y a un centímetro de la meta. Si no eres el primero, siquiera si no eres ni el segundo. No importa, si no pruebas el bocado o los peces nunca pican tu anzuelo. Si se acaba la música cuando llegas a la fiesta y las margaritas están todas ya sin pétalos cuando necesitas hacer la pregunta. Da igual, el resultado es relativo si te has dejado la piel en la pista y sigues con ganas. Si sabes que mañana vuelves a la carga. Si sueñas que la suerte te ronda, será que te ronda… Lo hace, cada vez que “casi lo tocas”, te acercas, te dibujas de nuevo… Descubres una nueva forma de resistir. Una forma de no repetir tus errores, una manera de continuar dando la lata… Da la lata mucho, este mundo necesita un montón de segundones que insistan, que no paren.

No importa si te pierdes el beso y te quedas a dos milímetros de sus labios. Si amas de veras, con esa intensidad que te llena la existencia, ¿qué más da? Tienes suerte, hay quien pasa por la vida sin sentirlo nunca. Tú sientes más en un segundo que otros en una vida. Disfruta de esa sensación, haz que te defina, que te guíe.

¿Te sientes ingenuo? ¿te sientes iluso? El mundo esta falto de ilusos con ganas de aprender…

No importa si te has equivocado de camino, si cuando llegas acaba la función o si el mapa se borra cuando estás apunto de encontrar el tesoro. No importa si creen que eres el pesado o el torpe. Muchas veces los torpes son los que se suben al trapecio y hacen la mayor pirueta en el aire.

¿Es tan importante si te miran con cara de “pobre, qué mala pata” “éste siempre se queda a medias”? ¿qué más da si ellos creen que pierdes si tú sabes que ganas? ¿piensas regirte por las normas del mundo o por las tuyas? ¿vas a medir tu existencia a partir de sus deseos o de los tuyos?

No importa si te dicen que no mil veces. Si te pisan. Si no queda pastel ni copa ni palmo de hierba donde sentarse a la sombra. No importa nada, si sigues. Si sueñas. Si caminas. Si subes cada día cien escalones para recordar que mañana subirás cien más. Si estás dispuesto a soportar cada arañazo, cada paso en falso, cada ridículo espantoso. Si vas a sentirte orgulloso de tus imprudencias, tus impertinencias, tus irreverencias… Si cuentas tus carcajadas y no tus lágrimas. Si has hecho amigos esperando en la cola, de esos que te atan a su vida y notas que te quieren. Si esperabas el sol y has acabado compartiendo paraguas. Si sabes que estás a las puertas de conseguirlo todo y descubres que el deseo te pone, te mueve y te invita siempre al baile. Si sabes que siempre serás eres el primero en intentarlo.

No todo se mide por resultados, ni por tamaños. No tienes que pasar por ningún aro que otros hayan colocado, ni ceñirte a las tallas que ellos han impuesto. De hecho, saltátelas, pasa de ellas. Inventa las tuyas. Crea una nueva medida para valorarlo todo. Una que se base en las ganas y no en el acierto. Una que valore el paisaje y no los kilómetros del recorrido. Un premio a la insistencia, a la resistencia, a la duración de la sonrisa, al volumen de las ganas por volver a empezar. Un galardón a la paciencia infinita buscando maneras de luchar. Un trofeo a la cantidad de deseo de huir de la mediocridad. Si no puedes con el método, genera uno propio, inventa otro que te sirva. Confía y los que hoy te obvian, mañana querrán imitarte… No te detengas.

Y recuerda que no hace falta ser el más rápido, ni el más alto. Lo que realmente importa es ser el más feliz. Aunque nunca lo consiguieras, aunque siempre se te escapara en el último momento. No importa, la vida es el intento. 

 

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

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