merceroura

la rebelión de las palabras


5 comentarios

La vida tiene planes que no son tus planes


¿Has tenido esa sensación de necesitar hacer todo lo que está en tu mano para que las cosas salgan bien?

¿Que no quede nada por intentar para que si no pasa lo que deseas no sea por tu culpa? ¿Esa necesidad de hacer y hacer sin parar para poder acertar alguna vez y que todo cambie?

Siempre en esa espiral de esfuerzo sin medida para garantizar que algunas pasen como deseas… Para que sean como sueñas, para que sean como crees que necesitas que sean… Para no perder el control de algo que sabes en el fondo que nunca controlarás. Porque ya sabes que no controlas casi nada.

Y la vida se obstina que dar la vuelta y cuando vas por un camino, te sale por otro. Cuando dices sí, dice que no. Cuando te echas para atrás recorta el camino para que te quedes en el abismo a pesar de tu movimiento… Cuando decides arriesgar y dar un paso adelante te dice que ahora no, que esperes, que paciencia, que hoy no toca. Cuando tu impaciencia sube al límite y pone en peligro tu paz.

Siempre con esa sensación de tener que empujar para que todo salga, de verse obligado a arrastrar una carga muy pesada, de sujetar para que el mundo no se caiga… Siempre sufriendo para que no se estropee nada, no se pierda, para que nada se descoloque de donde parece que debe estar. Siempre pensando que todo depende de ti y no puedes fracasar ni soltar.

La vida tiene unos planes que no son tus planes. Tiene unos tiempos que no son tus tiempos. Dinamita todas tus estrategias. El juego consiste en sentir qué tienes que hacer realmente, no desde la necesidad y la desesperación sino desde la inspiración. Desde esa conexión difícil de explicar contigo mismo.

¿Has sentido que necesitas hacer algo para cambiar las cosas pero hagas lo que hagas no sirve? ¿Que nada que puedas hacer o decir sirve de nada porque las cosas siguien un camino en el que no puedes influir? ¿Que cuando haces para que todo «vaya bien» consigues lo contrario?

Te das cuenta de que a veces hay que dar un paso y otras apartarse porque tu obsesión y tu necesidad estorban en tu propio camino. Es ese sentimiento de que cuanto más haces porque algo sea menos es…

A veces, parece que la vida solo te pide que estés, que aguardes con paciencia, que hagas lo que sientas que te debes, que llegado el momento des ese paso confiado, en ti y en ella. Que encuentres tu silencio y te quedes un rato en él para notar qué te dice y perdonarte lo pendiente. Que camines explorando la vida sin esperar nada más que vivirla, sentirla, que encontrar más vida y experimentarla.

Otras, te insta a moverte. No hace falta mucho. No necesitas ser un héroe, tan solo recordar quién eres y estar de tu parte. Escuchar esa voz que llevas dentro y que siempre te da paz, escuchar cuando te dice que ahora sí, que sueltes, que confíes, que te des totalmente a ti mismo y las personas que te rodean. Que ames lo que es y te dejes llevar por lo que sientes.

A veces no hace falta hacer casi nada, solo estar y decir sí. Ponerse a disposición de la vida, de lo que amas, de tu propósito, y dejarse llevar por lo que notas que es para ti. Ese hacer sin obsesión, sin mirar ese mirar el reloj desesperado, sin esperar un resultado, sin tener que producir ni demostrar. Hacer desde el amor. Hacer desde el goce de hacer porque estás amando cada momento. Hacer sin hacer.

A veces, forzamos tanto las situaciones que las rompemos en mil pedazos. Nos obsesionamos y apegamos a nuestras expectativas. Nos dedicamos al hacer compulsivo y sin freno porque pensamos que no somos nada sin no hacemos, sino generamos resultados que mostrar al mundo para que vea que somos útiles y podemos encajar en él. Escuchamos la voz de la desesperación y del miedo, la que nos dice que todavía no hemos demostrado suficiente al mundo lo que valemos, que necesitamos seguir luchando hasta caer y hacernos daño… Tienes esa necesidad de hacer sin parar para controlar todas las posibilidades y cubrir todos los flancos pero cuanto más haces, más deshaces, más estropes, más muros levantas y más puentes destruyes. Porque escuchas a esa voz que no te trata como mereces y te aprieta para que sigas batallando. La voz que nos pide sufrimiento y sacrificio a cambio de más sufrimiento y más sacrificio…

Aunque en realidad hay otra voz , la que nos dice que estemos en calma, que todo tiene un sentido, que nos movamos sin miedo y confiando, recordando quiénes somos y siempre reconociendo nuestro valor.

No hay urgencia en el amor a la vida. No hay necesidad. No hay nada que hacer más que respirarla y experimentarla.

No hay nada que demostrar. No hay nada que alcanzar o conseguir. Nada que acumular.

La vida se vive a sí misma a través de ti. Se dibuja sola cuando la dejas, cuando te haces al un lado en paz y dejas que fluya a través de ti. Cuando te conviertes en un instrumento de tu paz, de tu amor, de tu propósito. Cuando decides que vas hacer grandes y hermosas cosas pero ninguna de ellas esperando nada concreto, ni desde el miedo, ni desde la necesidad… Cuando te pones a disposición de la vida para ser lo que esperas encontrar. Cuando dejas de buscar para encontrar.

Entonces llega esa maravillosa sensación de sentir que te has sincronizado con ella y sigues ese camino, tu camino.

Y recuerdas como la hierba crece sin hacer ruido. Como el sol sale pase lo que pase, aunque el cielo esté cubierto por mil nubes. Como la vida sigue aunque necesites detenerla y cambiar el guión porque no te gusta o te duele. Todo tiene su tiempo y a menudo no es el tiempo que le marcas tú.

Y sabes que haces cuando toca. Que respiras. Que eres. Que estás.

Cuando te das cuenta de que no sabes nada de nada y cuanto más haces más te interpones en tu vida. Entonces, aceptas y das un paso al lado en el camino y observas qué pasa, qué sientes, qué piensas, y cuando es necesario intervienes, y cuando no lo es, sigues en paz. Hay momentos, incluso, en que puedes mirar desde arriba y ver el mapa de tu vida y encontrarle el sentido a todo lo que llega y todo lo que se va. En ese momento justo te transformas.

Y a veces no paras un momento y otras estás quieto, muy quieto. Y una calma te acompaña y te hace saber que sí, que ese es tu lugar. Y cuando se te escapa un momento, vuelves a respirar, a ser, a sentir, a recordar…

La vida tiene planes que no son tus planes. Y ya está.

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional. 

www.merceroura.es 


4 comentarios

Eres imprescindible en tu vida


depression-1347544_640

Vamos disfrazados. Llevamos la máscara que nos pusimos para poder soportar el dolor de no gustarnos, de no ser lo que esperábamos o lo que creemos que otros esperaban de nosotros… Nos cubrimos con ella y nos oculta del mundo, nos permite seguir andando sin ser vistos en realidad, sin ser arañados, sin sentirnos vulnerables, sin poder ser juzgados por lo que somos porque sólo mostramos lo que hacemos… Nos ponemos etiquetas inventadas para que no se vean las etiquetas verdaderas, que en el fondo, tampoco son reales porque tienen nombre de miedo, de culpa, de asco, de impaciencia…

Nuestra máscara nos cubre y parece que nos protege del mundo pero al mismo tiempo nos evita olerlo de verdad, notarlo de verdad, sentirlo con todo su esplendor, perderse en él y dejarse llevar… No notamos el dolor pero tampoco la alegría de mostrarnos tal y como somos y descubrir que no hay nada que mostrar… Sólo ser. No sentimos el frío de nuestra desnudez pero tampoco notamos el calor.

Y la vida que es tozuda y carga una ironía silvestre y maravillosa, un día nos dice «o te desnudas o lo pierdes todo, porque en realidad no tienes nada» porque nada es tuyo, es prestado, y pertenece al personaje que te inventaste para que otros no supieran de tu dolor, de tu miedo, de tus errores, de tus debilidades… Lo hiciste pensando que te ocultabas del mundo pero en realidad te ocultabas de ti mismo… Ahora «o sueltas o caes, o sueltas o desapareces, o te desnudas o quedarás oculto para siempre y no podrás salir» y dar el paso duele.

Y la vida hace que llevar la máscara sea tan insoportable que tengas que quitártela para respirar. Hace que la carga sea tan pesada que tengas que soltarla… Hace que el asco sea tan grande que vomites todo lo acumulado… Hace que el sufrimiento sea tan intenso que nada lo compense, nada.

Todos nos quitamos el disfraz algún día. Todos tenemos que tomar el control y las riendas. Todos nos tenemos que contemplar alguna vez en ese espejo interior y decidir que no pasa nada, que en realidad lo que somos es suficientemente maravilloso como para vivir con ello…

Ese día descubres que no te conoces. Que escondiste tanto tu miedo que no has podido usarlo para crecer y tomar el poder. Que no sabes cómo afrontar este momento porque no conoces tus herramientas y capacidades. Voy a contarte algo… Están ahí. Llevan ahí todo este pedazo de vida sin ti. Estaban esperando a que te dieras cuenta de que sólo te necesitas a ti y a nadie, que eres imprescindible en tu vida y al negarte no pudiste reconocerte…

Lo que eres está bajo la máscara, intacto, hermoso, virgen… Busca rendijas en ti por donde salir y contarte lo mucho que vales y que puedes, lo mucho que te necesitas, lo mucho que te has olvidado de lo que realmente eres, lo mucho que te ignoras…

Lo que eres, está esperando a que dejes de creer que eres lo que produces e incluso lo que sueñas, lo que esperas, lo que fuiste, lo que recuerdas, lo que consigues… A que dejes de esconderte e intentar satisfacer a un mundo insatisfecho porque se oculta de él mismo y espera que otros le digan qué hacer, qué sentir, qué soñar, qué buscar.

Cuando te quitas la máscara, todo toma forma. Tal vez no la forma que deseas, sino la forma en que todo es en realidad… 

Cuando te quitas la máscara dejas de buscar mirando al cielo y descubres el cielo en ti. Dejas de buscar y encuentras porque ya estaba, porque ya era… No siempre es lo que esperabas, la vida no es diseño, es una perfección extraña, a veces deliciosa y otras complicada, pero ajustada a un orden que cuesta comprender.

Si estás contigo, qué importa… Si ya sabes quién eres, qué más da. Al final, lo que evitas encontrar en ti es lo que va a serte útil para ser libre. 

Hay tanto en ti que no ves porque está oculto porque temes que no guste. Hay tanta fuerza en ti esperando a ser usada para brillar que se queda opaca porque temes que moleste, que sea juzgada, que sea criticada…

 

GRACIAS POR LEERME E INICIAR CONMIGO ESTE CAMINO COMPLICADO PERO MARAVILLOSO… 

Gracias por compartir y llevar mis palabras hasta el otro lado del mundo… 

Si quieres continuar con este cambio, te invito a profundizar todavía más…

Manual de autoestima para mujeres guerreras

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

Acompaño a personas y organizaciones a a desarrollar su #InteligenciaEmocional con formación, conferencias y #coaching

Escritora y apasionada de las #palabras

Más información sobre mí y sobre mis servicios en www.merceroura.es


7 comentarios

¿Y si en lugar de tomarnos la pastilla, nos tomamos la vida?


balloons-388973_640

Es nuestro temor a no llegar lo que nos hace resistirnos a la vida… Y nos cierra puertas y construye muros… Nos hace creer que todo está en contra y que alguien en el algún lugar mueve los hilos para que todo falle… Y es verdad, hay alguien que hace eso, pero es la persona que vemos en el espejo cada día… La que no confía en sí misma ni persiste lo suficiente como para que el camino dé su fruto… La que mira el obstáculo y no piensa nunca que puede ser un impulso, la que agota la paciencia y se dice si misma palabras que nunca querría oír de otros… Es el miedo al miedo lo que nos aleja de nosotros mismos… Que nos hace creer que no encajamos y vamos a seguir siendo castigados por ello en un mundo en el que nadie encaja en realidad, pero todos fingen porque están demasiado asustados para quitarse la máscara… Hay algo que tienes que saber, nadie encaja… Absolutamente nadie entre todas esas personas que ves cada día en la calle, es normal… Todos tenemos maravillosas rarezas y eso es lo que nos hace maravillosos y nos permite crecer.

Es nuestro temor a no ser lo que nos aleja de ser quiénes somos. Porque vivimos aislados de lo que sentimos, de aquellas emociones que consideramos que nos arañan, que nos recuerdan que tenemos cuentas pendientes con nosotros y en realidad es sólo a través de ellas que podremos llegar a encontrarnos y reconciliarnos con nosotros mismos.

¿Y si nos arriesgamos a sentir el miedo? ¿Y si lo notamos y nos concentramos en él hasta que veamos y percibamos cómo pasa y qué nos dice? ¿Y si en lugar de tomarnos la pastilla, nos tomamos este momento para saber qué sentimos?

¿Y si dejamos de ponernos los zapatos de tacón para sentirnos altos y crecemos por dentro? y luego, nos ponemos lo que queramos, sea alto o bajo, pero que sea cómodo, que nos haga pisar fuerte…. Que nos haga fácil llegar a dónde queremos llegar sin que tengamos que pensar que debemos pagar peajes o dar contrapartidas para tocar lo que merecemos.

¿Y si nos desnudamos y descubrimos que ya somos perfectos? y que llevamos años escondiéndonos de nosotros mismos y dibujándonos sin hacer honor a nuestra verdadera belleza…

¿Y si dejamos de correr para huir y empezamos a correr para sentir, para soltar, para descubrir si correr nos gusta y nos libera?

¿Y si sentimos nuestro miedo de una vez por todas y así lo podemos sacar del armario y no tenemos que volver a pasar por delante con ese pinchazo en la nuca?

¿Y si lo que toca es sentarse a la mesa con nuestros fantasmas y servirles el te? Y mirarles a la cara y decirles que aceptas que sus sombras, que notas sus espinas y ves sus miradas inquisidoras pero que vas a seguir, que ya no eres ese o esa que camina eludiendo problemas y que ahora eres responsable de tu vida…

¿Y si dejamos de resistirnos a vivir lo que la vida nos propone y nos dejamos llevar por aquellas situaciones que evitamos? porque tal vez las respuestas están en ese lugar que nos resistimos a ver y en la conversación con aquella persona a la que no soportamos porque nos recuerda que nosotros también tenemos un lado muy oscuro…

¿Y si nos miramos al espejo y nos reconciliamos con esa persona perdida y cansada de que no la mires a la cara porque le reprochas demasiado? ¿Y si nos amamos sin esperar a que pasa nada ni cambie nada? Basta con decidir ahora que ya somos merecedores de todo lo bueno, sin tener que esperar a hacer algo extraodinario o adelgazar cinco kilos…

No sentir nuestro miedo es querer bailar sin gastar zapatos, respirar sin notar los olores, correr sin sudar, amar sin ser herido a veces, vivir sin ensuciarse… No querer notar lo que somos es renunciar a ser, a conocer… Es perderse a un ser humano maravilloso que cada día llama a tu puerta pidiendo una oportunidad para amarte y tú nunca abres porque temes ver sus defectos… Y cuando no abres, no ves sus ojeras pero tampoco gozas de su mirada brillante… No notas sus abrazos, ni escuchas sus historias ni descubres su inmenso valor…

¿Y si notamos nuestro dolor y nos mecemos en él? ¿Y si nos damos cuenta que lo que realmente nos duele es esquivarlo y rechazar comprender qué viene a contarnos de nosotros mismos? ¿Y si en lugar de meterlo en una caja y fingir que lo olvidamos, le abrimos la puerta y nos tomamos con él un café? ¿Y si le preguntamos qué quiere y le respondemos con lo que nosotros queremos y le dejamos claro que nunca va a mandar?

¿Y si le damos las gracias porque está ahí para contarnos algo de nosotros mismos?

¿Y si en lugar de volver atrás con nuestros pensamientos para recordar lo mal que lo hicimos, volvemos a este momento y damos la gracias por estar aquí?

¿Y si decidimos que no queremos volver a ser víctimas de nada ni de nadie? ni siquiera de nosotros mismos…

¿Y si nos perdonamos de una vez por todas por no haber sido perfectos y gozamos como merecemos de nuestra maravillosa imperfección?

¿Y si nos salvamos de nosotros mismos siendo capaces de amar lo que somos?

Dejando de eludir lo que nos quema, dejando de llevar el fardo de reproches y soltando quejas que solo hacen que recordarnos lo que no somos y nos incapacitan para ver todo lo que hemos conseguido, todo lo que hay en nosotros por el hecho de existir. Para dejar de creer que necesitamos ser algo que no somos y alcanzar una meta que a medida que luchamos por conseguir parece que se aleja… Para comprender de una vez por todas que absolutamente todo lo que hay en nosotros merece la pena… ¿Y si nos reconciliamos con nosotros mismos y empezamos a vivir?

¿Y si afrontamos lo pendiente de una vez por todas?

¿Y si en lugar de tomarnos la pastilla nos tomamos la vida?

 

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional. 

www.merceroura.es 

Tengo un programa para ti para poder tomar decisiones y salir de bucle en que te encuentras.

Consulta aquí