merceroura

la rebelión de las palabras


6 comentarios

Respira


Uno de esos días en los que te sientas y respiras. Sólo respiras.

Te acurrucas en ti y haces recuento de heridas y quejas pendientes. Haces acopio de verdades y certezas en tu vida. Y ves pocas, porque en estos tiempos, toca pasar por el margen del camino donde siempre estás apunto de caer, pero no caes porque siempre encuentras donde sujetarte.

Uno de esos días en los que sientes que por más que haces nada cambia. Que te permites cerrar los ojos y salir de ti. En que te das cuenta de que no pasa nada porque no pase nada y todo siga igual, a pesar de las prisas que tiene el mundo. A pesar de los continuos mensajes que recibes para que hagas cosas impactantes y extraordinarias… Respiras, solo eso. Aceptas que no tienes el control de nada. Que puedes desear y levantarte temprano pero la vida tiene sus tiempos y no son los tuyos.

Esa extraña mezcla de sensaciones en la que todo va muy rápido, pasan los días y se encadenan unos a otros sin tregua. Los viernes se cruzan con los lunes y desaparecen para ver como te tragas las semanas y los meses. Y al mismo tiempo, parece que nunca pasa nada, nada de lo que esperas y sueñas, nada de lo que en tu mente necesitas que pase para que tu vida sea tu vida…

Es como atravesar un enorme desierto de hielo sin más señales que el blanco perfecto, inmaculado y desapacible que todo lo devora e impregna. Tú eres la bola de nieve que todo lo abarca, que todo lo engulle, te precipitas sin saber a dónde vas. Sufres por mantener un control sobre el camino que es imposible. No sabes cuándo vas a parar, no sabes hasta dónde vas a llegar…

Te pasa todo y no te pasa nada. Nada que desees, nada que sueñes, nada que busques… La vida sucede al margen de ti. Como si tuviera un algoritmo que no comprendes y no puedes usar ni aprovechar. Como si bailara una danza que desconoces y no le puedes seguir el ritmo. Como si tuvieras que verla pasar porque no puedes meterte en ella y sentirla.

A veces, intentas algún movimiento, esperando respuesta, pero no llega. O llega tímida y cae despeñada por un precipicio de buenas intenciones sin resultados. Como si nunca pudieras pasar del cristal que te separa de la vida. Y tuvieras siempre que seguir notando la insoportable sensación de no tener el control de nada, porque realmente no lo tienes. Hagas lo que hagas nada cambia. Corras lo que corras nunca llegas a tiempo. 

Los días pasan, pero no pasa nada. Todo va rápido pero no va a ninguna parte. Y tú solo respiras. Respiras y te culpas por solo respirar. Olvidando que no tienes el control de nada y que la vida sucede sin pedirte permiso. 

Respira.

Lo sé, vas a reprocharte mil veces por detenerte a sentir. Vas a maltratarte por sentarte a esperar. Te Alguien te dirá que haces poco o casi nada. Que te pongas las pilas. Te dará las claves del éxito y lecciones de vida, cuando ya las intentado todas y sabes que no funcionan porque hay algo más. Te dirá que puedes con todo y que estás perdiendo el tiempo mirando tu vida. Que no pares, que te esfuerces todavía más.  Como si los que te apremian para vivir de otro modo, no tuvieran momentos en los que no saben vivir su vida… Como si siempre tuvieras que estar arriba y no pudieras llorar tus lágrimas. 

Como si la vida te pidiera permiso para pasar de largo mientras la esperas y a ellos les pidiera consejo. 

A veces, toca sentarte y respirar. Porque la vida también te habla cuando parece que no dice nada. Te pide paciencia, te pide pausa, te pide vida sin esperar nada a cambio. La vida te pide silencio. Te pide calma. Te pide que cierres los ojos y cuando los abras cambies tu forma de mirar. A veces, la vida te pide que des las gracias y le dejes tiempo para dibujar el camino por el que tienes que pasar. 

A veces, hay que dar un paso y otras parar. Dejarse llevar por la vida a ver a dónde te conduce y qué te cuenta. A veces, hay que insistir y perseverar y otras darse cuenta de que ese camino no es el camino. Y bailar, hasta poder escuchar la música que parece que todos oyen menos tú. Y dejar pasar la bola de nieve y ser la nieve que se queda impregnada y se precipita a un camino que no conoce. 

Y respirar. Solo respirar a consciencia. Notando que estás. Sin anclarte a nada porque no hay nada a lo que anclarte. 

Uno de esos días en que después de mucho trabajo notas que no avanzas, que no rindes, que tus manos están vacías… Y te das cuenta de que toca repostar. 

Y te callas, te sientas, te acurrucas… Te preparas para observar tu vida y aprender a esperar. Para que la paciencia que necesitas calme tus ansias y te permita amar esta incertidumbre angustiosa y líquida que todo lo invade y enmaraña. Dejas atrás esa sensación insoportable de urgencia permanente.

Y te permites soltar las riendas de lo que pasa para tomar las riendas de lo que sientes y percibes, porque sabes que son las únicas que puedes llevar. Y des ahí encadenas pasos. Desde ahí, deshaces los nudos de la madeja y sueltas el hilo que te encadena a resultados concretos y miedos enmascarados. Desde ahí actúas sin esperar más que ocupar tu lugar en el mundo. Sin explicaciones. 

Uno de esos días en los que te das cuenta de que pelearte con la vida es un batalla absurda y lo que realmente necesitas es respirar.

Respira… 

 

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

 

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

 

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

 

Disponible aquí 

 

amazon llibre merce amazon

 

Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional. 

 

www.merceroura.es 

 


4 comentarios

Recalculando una nueva ruta


Perseguimos sueños que a veces son de segunda mano, de segunda mente, de segunda generación… No son nuestros. Son los sueños que creemos que quedaría bien alcanzar para nuestro curriculum de logros y metas. Las metas que una vez conseguidas nos harán sentir válidos, aceptados, amados, reconocidos, vitoreados… No es el reto en sí, sino el sabernos dignos de él y que otros lo sepan y nos vean dignos.

A veces, no perseguimos sueños porque nos gusten, sino porque pensamos que si los alcanzamos, somos nosotros los que gustaremos a los demás y en consecuencia a nosotros mismos. Porque nuestro esfuerzo y nuestro logro les hará olvidar a otros lo poco dignos y merecedores que somos… Eso pensamos, porque no nos conocemos ni aceptamos, porque nos menospreciamos y tratamos mal a nosotros mismos.

No llegamos a la cima por amor a cada paso del camino, ni para disfrutar la vista sino para poder ser de esos que llegan a la cima. No queremos el ascenso para hacer un trabajo más interesante sino para sentirnos más interesantes nosotros… No queremos pareja para compartir sino para no estar solos, para que el mundo nos mire y sepa que alguien nos ama, que alguien nos eligió porque nosotros mismos nunca nos elegimos.

A veces, sí, a veces, no son nuestros sueños lo que nos mueve sino tapar ese vacío enorme que llevamos dentro y que hace que todo se empañe de necesidad y urgencia. Un vacío que nunca se tapa con éxito y resultados porque lo que necesita es una mirada amable y compasiva hacia nosotros mismos. No son los planes de futuro lo que nos inspira sino lo insoportable que es vivir nuestro presente. Vivimos para mañana porque huimos de nuestro  hoy tedioso y angustiante. Nos asusta tanto quedarnos a vivir en nuestras vidas que compramos la idea de otras vidas y la colocamos como un parche en la nuestra a ver si no se nota, si encaja, si nadie se da cuenta de nuestro miedo atroz y nuestra incomodidad perenne. Fingimos hacer mil cosas, tener mil intereses, ir siempre atareados con nuestras vidas y tener siempre la agenda llena porque no soportamos un solo minuto de vacío en nuestra vida que nos recuerde que todavía no nos amamos ni soportamos a nosotros mismos… Porque no hemos mirado con ojos amables nuestras debilidades maravillosas ni reconocido nuestras impresionantes fortalezas todavía. 

Y cuando paras, duele. Escuece como una herida a la que le pones una tirita y no se seca sino que queda tierna y reblandecida. Porque los parches se caen y dejan otra vez al descubierto que cuando llegues a la cima, te ignoren o te aplaudan, necesitarás otra y luego otra, luego otra… Hasta que el cansancio te deje roto y desconsolado. Porque a veces los sueños, que son necesarios y maravillosos, mal usados son parches también. Son una forma socialmente aplaudida de huir de nuestras vidas cansadas e insulsas, de nuestro miedo a mirar dentro y descubrir que llevamos mucho acumulado, de nuestra incapacidad de amarnos y aceptarnos.

¿Y si primero sacamos la basura pendiente de miedos, creencias, pensamientos retorcidos y gastados y luego decidimos qué soñamos realmente?¿Y si miramos primero dentro y luego fuera?

¿Y si recalculamos nuestros sueños después de aceptarnos y amarnos y descubrimos qué nos motiva y conmueve realmente?

¿Y si en lugar de una cima en realidad queremos quedarnos en el valle siendo lo que ya somos pero sin avergonzarnos de nosotros mismos? ¿Y si descubrimos una vez nos amamos que la cima planeada se nos quedaba corta ? ¿Y si nos quitamos de encima primero el equipaje de creencias que nos limitan y luego tal vez soñamos sin cortafuegos? ¿Y si hacemos limpieza interior y luego miramos otra vez la lista de retos a ver qué permanece y qué no en ella?

¿Por qué no empezamos por amarnos y dejamos de necesitar mirar al domingo porque no soportamos el lunes? ¿Y si dejamos de buscar excusas para vivir este momento con nosotros mismos y nos reencontramos con el espejo que nos muestra lo que realmente somos?

Soñar es maravilloso. Que sea real. Que sea verdad. Que sea la decisión de un ser que se siente cómodo consigo mismo y no se mete en una carrera para demostrar, parecer, figurar ante el mundo que vale y que merece. Que no sea un calvario para hacerse perdonar ninguna culpa inconsciente… Que si duele y nos machaca y destroza, paremos para recalcular otra ruta… Porque lo  que importa es el ser humano y nos sus resultados, ni sus objetivos, sino el viaje interior que hace cuando se los plantea… No es hasta donde llegas sino lo entero que estás mientras lo haces.

¿Y si nuestros sueños son la consecuencia de amarnos y aceptarnos y no una prueba más para ver si otros nos aceptan y respetan?

 

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

 

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

 

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

 

Disponible aquí 

 

amazon llibre merce amazon

 

Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional. 

 

www.merceroura.es 

 

 


6 comentarios

Ahora que ya sabes quién eres


angels-3163022_640

Ahora que ya sabes que tienes alas no puedes seguir arrastrándote. 

Ahora que eres consciente de tu grandeza, no puedes pedir permiso para ser tú ni quedarte a medias. No puedes soñar corto ni pensar triste siempre. No puedes seguir creyendo que no mereces lo mejor,  ni seguir demostrando nada a nadie para buscar méritos y recibir alabanzas…  Ya no necesitas que nadie valide tu talento, tan sólo quieres compartirlo y disfrutarlo.

Ahora que has descubierto que no tienes que competir con nadie, no puedes seguir mirando de reojo y juzgando, necesitas forjar alianzas y estrechar lazos. No tiene sentido envidiar ni temer  la sombra de nadie porque nadie aporta lo que tú aportas y cada uno tiene su valor. 

Ahora que conoces tu valor no puedes evitar aportarlo y ponerlo al servicio de otros que también compartirán el suyo para poder sumar.

No se trata de llegar más lejos, sino de sentirse más cerca de lo que te importa. De estar más cómodo contigo, de vivir sin tener la sensación de pisar en falso y tener que excusarte a casa paso. No se trata de gustar sino de gustarte, de valorar lo que te hace distinto y lo que te hace igual a los demás, de compartir lo que eres y disfrutar siéndolo. No se trata de que todo sea perfecto sino de amarlo tal y como es y darle la vuelta. 

No tiene sentido esperar a mañana para empezar porque lo que realmente eres siempre ha estado en ti. Sólo te queda explorarlo y sentirlo… No se trata de subir a la cumbre sino de ser capaz de levantarse cuando has tocado fondo y comprender que ese no es tu lugar. 

No hay metas, hay estados de consciencia, estados mentales en los que te sientes en paz con quién eres y en coherencia con lo que haces y dices. 

Ahora que sabes que no tienes porque culparte, dejarás de buscar compañeros de viaje que te reprochen y castiguen y que están tan rotos por dentro como tú.  Porque ahora que te tratas a ti mismo tan bien cono mereces, ya no puedes consentir que otros no te respeten y necesitas respetar a todo el mundo. Ya puedes poner límites y parar los pies a quien crea que necesita pisar para sobresalir y se acerque a ti para comprobarlo. 

Porque ya no necesitas demostrar, ni seguir sufriendo por arañar migajas, ni esperar que te acepten ni te aprueben, que te admiren, que te amen, que te vean… Ahora te amas, te ves, te aceptas y te conoces. Observas con respeto y cariño todas y cada una de tus imperfecciones y las abrazas. Comprendes cada uno de tus errores y les sacas punta, como a los lápices, sin reproches ni culpas… Miras al pasado y lo aceptas y cierras tus heridas abiertas, te perdonas y sigues adelante… Miras al futuro y te das cuenta de que no tienes más plan que seguir en paz y compartiendo lo que eres… Miras al presente y te das cuenta de que vives intensamente en él y que no hay nada más… 

No tienes que mejorar, tan sólo tienes que sacarte de encima lo que te impide ser coherente contigo. Abandonar esos pensamientos y creencias que te atan a una mirada distorsionada de ti y de tu vida… Por más que algunos te lo pidan, aunque otros te miren mal e insistan, por mucho que te quieran recordar lo que fuiste. 

Ahora que percibes lo mucho que brillas, no necesitas deslumbrar a nadie, sólo tender tu mano y compartir tu brillo y disfrutar viendo como otros brillan. Alegrarte por sus triunfos y abrazarles en sus momentos bajos para que sepan que estás si te necesitan. 

Ahora que sabes que el éxito es esta paz de estar cómodo contigo, no puedes más que desear que todos tengan éxito. 

Ahora que ya sabes quién eres y te parece absolutamente maravilloso, no puedes más que vivir. 

 

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional. 

www.merceroura.es 

Tengo un programa para ti para poder tomar decisiones y salir de bucle en que te encuentras. Un entrenamiento para hacer una transformación duradera en tu vida y ver resultados.

Consulta aquí