merceroura

la rebelión de las palabras


16 comentarios

Lo que importa de verdad…


baby-539968_1280_Fotor

Son las 9 de la mañana. Mi madre me escribe. Está lejos. Tiene que salir de casa para ir al farmacia… Una pequeña odisea ahora para ella. Tantas cosas a tener en cuenta para no fastidiarla y llevar a casa al bicho sin querer… Va a buscar las medicinas para mi padre, ha esperado todo lo que puede para evitar salir pero ya no da para más… La siento muy lejos, muy lejos. Le pido que tenga mucho cuidado, no puede permitirse descuidos. No puede permitírselos nadie, pero ella menos. Aunque nadie sabe. Hay tanta información, tanta basura que se comparte cada día y que nos mantiene encogidos y asustados… Ella me contesta, en su tono de voz se nota que está triste por todo esto y está asustada, muy asustada… Secuestrada como todos por esos pensamientos recurrentes que huelen a dolor y a tragedia y que nunca ayudan… Demasiado para ella, demasiado para todos.  Sin embargo, me dice algo que me deja perpleja y me revuelve por dentro…

«No te preocupes por mí (dice serena), iré protegida, pero si pasa algo es que mi alma ha decidido marchar».

Me quedo rota. Llevo días gestionando emociones y mirando dentro… Llevo años mirando dentro de mí para aprender a ver este mundo con compasión y dejar de sentir esos arañazos intensos que antes sentía en mi alma. Digo alma, espero que no te moleste, pero yo creo que tenemos una… Diré más, siento que está conectada con la tuya, seas quien seas, estés donde estés. Estoy gestionando esto como puedo, se supone que sé cómo y que incluso acompaño a otras personas a hacerlo, y tengo grandes momentos de encuentro conmigo misma, pero tengo miedo, como todos, lo reconozco…

Estamos tan lejos de lo que amamos… Ahora nos damos cuenta… No controlamos nada, sólo podemos escoger cómo respondemos a la vida y si al responder, sin querer, nos hacemos daño intentando golpear una pared o usándola para reconocer nuestro valor.

Las palabras de mi madre me hacen… Iba a decir pensar pero diré sentir. Vivimos sin vivir. Vivimos mirando al retrovisor y con la cabeza pensando en aparcar el coche, en quedar bien para que nos miren bien, en conseguir más dinero, en tener un día libre para desalojar de nuestro cuerpo este cansancio eterno que nos acompaña porque no somos lo que somos realmente… Y apuramos esas horas libres en la esclavitud mental de contarlas, de necesitar que sean más porque vivimos una vida de la que siempre estamos esperando hacer vacaciones porque es insoportable.

Vivimos sin vivir mientras esperamos que llegue el día que podamos vivir mejor, a base de dejarnos el hígado en la carretera, en la oficina, ante el ordenador y de tener el corazón en un puño porque a veces parece que se nos para… Vivimos a base de sacar la lengua por agotamiento y perder el norte, un norte que ni siquiera sabemos qué es.

¿Cuál es tu norte? ¿Qué necesitas realmente en tu vida? ¿Qué deseas sentir? ¿Qué sientes de verdad? ¿Estás consciente en tu vida o vas en piloto automático?

Las palabras de mi madre me hacen pensar en lo que realmente importa. Y no es lo que pensamos que importa. No es lo que pensábamos que importaba hace un mes, hace unos días, es otra cosa…

Nos hemos atiborrado de chorradas mentales prefabricadas y nos hemos creído que importaban, pero no era cierto…Lo ves claro cuando lo que realmente importa está al filo del abismo, en plena noche oscura. Cuando el canto de río de la suerte que llevas en el bolsillo desde hace años se precipita por el acantilado te das cuenta de que la suerte no estaba en él sino en ti… Cuando alguien te dice que asume su vulnerabilidad de forma completa y rotunda, te das cuenta de lo vulnerable e indefenso que estás y de que justo en aceptar esa indefensión está tu fuerza.

Cuando todo se desvanece, te das cuenta de que has hecho el tonto intentando parecer lo que no eras… O como ya dije hace unos días, cuando lanzas la moneda al aire, es cuando sabes si quieres que salga cara o cruz… Hasta entonces, vives en tu noche mental. Atrapado en una vida que se parece a la vida pero es un sucedáneo estéril que sólo te lleva a tragar momentos sin notarlos y engullir noticias para sentirte más triste, más asustado, más presa de todo y de todos…

Lo que importa está contenido en este momento. Es esta sensación de caer sin saber a dónde te llevará esta caída sin red y notar que estás contigo. Que por fin has visto que te estabas perdiendo el primer plato mientras soñabas con el postre, que no hay nada que llene ese enorme vacío en tus entrañas salvo tú mismo… Que la noche que ahora ves en tu ventana no es más que el reflejo fiel de la noche que llevas dentro y que hace tiempo que finges que no ves.

Nos hemos tragado una versión de la vida fast food, adornada con falsos halagos, sujeta a unos resultados que ahora ya no importan y se quedarán borrados de nuestro disco duro mental… Hemos estado haciendo méritos para ganar una carrera que ya no se va celebrar y mientras hemos dejado lo que realmente nos hacía sentir vivos de lado…

Hemos dejado de sentir y de caminar por caminar. De hacer el ridículo por si alguien nos veía y se hacía una imagen de nosotros que parecía más real que nosotros mismos… Hemos dejado de escuchar la música… Hemos dejado de contar pecas y dar besos por el puro placer de dar besos y no como algo pendiente antes de contestar un whattsapp… Hemos dejado de mirarnos a los ojos unos a otros porque sabemos que no nos miran por lo que somos sino por lo que nos falta.

Y ahora, añoramos abrazos y nos sentimos lejos de todo y de todos… Tal vez para poder así mirar dentro de verdad… Encontrar el norte, el de verdad… Dejar la carrera y dar pasos hacia lo que nos importa de verdad… Para no tener más remedio que descubrirnos y saber quienes somos y amar lo que encontramos ahí dentro.. Nuestras miserias y miedos, nuestras sombras, nuestros estupideces y nuestros complejos absurdos… Para sentirnos libres de no volver a competir por parecer, por ganar nada que en realidad no queremos ganar pero pensamos que sí porque en el fondo es una imitación barata de esa autoestima que realmente necesitamos…

Ahora podemos ver lo que importa de verdad y dejar de mirar al dedo para poder ver la luna… Caminar sin buscar a dónde nos lleva este camino, sólo caminar a ver qué pasa. La vida es a ver qué pasa… Y ya vemos qué pasa ahora.

Lanzad vuestra moneda al aire y antes de que caiga sabréis si queréis cara o si todavía seguís peleando por la cruz y creyendo que vuestra dignidad y felicidad depende de un resultado. Todo eso ya no tiene sentido ahora.

Gracias por leerme.

Normalmente aquí te cuento lo que hago y me promociono.

Hoy sólo quiero decirte que estoy aquí… www.merceroura.es  y enviarte un abrazo, uno del tipo que todavía nos podemos permitir, virtual.


51 comentarios

Cosas que debí decirte hace cien años


woman-2188033_640

No soy plegable, ni me escondo en el bolsillo a la espera de que me llamen.

Cuando me necesitan acudo, aunque mejor no abusar porque puedo desvanecerme si tengo la sensación de que se me utiliza. 

Por mucho que me ignoren no desaparezco. Al contrario, me impaciento, me pongo de mal humor y me siento triste porque creo injusto que los que ahora me piden, luego sean incapaces de dar.

Tengo sueños y son tan importantes como los tuyos.

No tengo sentimientos intermitentes que me permitan recibir cariño por ráfagas. Me gusta recibir una cantidad de amor constante. Sin exigencias, con respeto. Y esta parte no es negociable. La dignidad no se regatea.

Me gusta que me escuchen y me miren cuando hablo. Y espero ser capaz de hacer lo propio.

Me equivoco, lo sé. Si algún día dejo de admitirlo, espero que me lo digas y que seas capaz de escucharlo mismo de mis labios sin echar a correr o poner esa cara de niño triste.

Decido yo si me complico la vida. Es bueno hacerlo por lo que merece la pena. Si mereces la pena, me la complicaré por ti, mucho si hace falta… Lo sabes, lo he demostrado. Lo haré hasta saciarme de problemas… Hasta meterme en el lodo y arrastrar el carro más pesado colina arriba. No escatimo en lealtad y me gusta que la gente por la que doy la cara tampoco lo haga.

Aunque, la verdad, estoy convencida de que gran parte de lo bueno en la vida es sencillo, básico y se explica con una mirada.

Me gustan las aventuras, pero pregúntame antes de meterme en ellas y poner la otra mejilla. El trayecto es corto y quiero decidir yo si quiero pasillo o ventanilla. El tren se escapa… No discutamos por memeces.

Yo escojo mis retos. Yo decido qué me define, qué me llena, qué ocupa mis pensamientos y qué me mueve. Vivo mi vida y no espero que nadie lo haga por mí, pero si lo necesitas, sé ponerme en tu lugar para comprender tus miedos.

Creo que puedes reírte de todo en la vida, sobre todo de ti mismo, pero hay algunas cosas y personas que son sagradas. Que están por encima de cualquier moda, mal momento, crisis o vapuleo que te da la vida.

Pienso que hay momentos en los que uno tiene que estar donde tiene que estar y no hay matices en eso, los hay en todo lo demás. Creo en la libertad, pero también en el compromiso. Creo que si das palabra, tienes que cumplir. Las dudas, los peros, los porqués se plantean antes de darla… Entonces eres libre de meterte en esta historia o dar la vuelta. Si cuentan contigo, no puedes ir por la vida a medias porque eres una persona entera.

Me gustan la palabras. Son la mejor terapia que hemos inventado desde que pisamos este pedazo de tierra salvaje. Me gustan y creo en ellas. A veces pienso que nos van a salvar de nosotros mismos… He aprendido que a veces con una sola palabra se puede curar el dolor de siglos. Aunque, lo sé, también puede desatar una gran batalla si no sabes usarla. Me paso la vida buscando palabras nuevas y repitiendo las antiguas.  Las adoro. Necesito las adecuadas para saber cuando pronunciarlas y conseguir el efecto deseado. Al final, son vivificantes, sedantes al mismo tiempo… Como la risa, como el amor.

Necesito mi espacio, mi tiempo. Hay momentos en los que quiero mirarme y ver que soy la misma aunque esté mutando, aunque me de la vuelta y no me reconozca.

Muerdo. Aunque contigo he guardado mucho los caninos y he soltado demasiado la lengua. He subido el tono, me ha dado por hablar más alto en lugar de más claro. Y sí, clavo poco pero cuando me decido no suelto la presa. Soy de ideas fijas yo también ¿o creías que las poseías tú todas? Sé lo que quiero, sólo tienes que preguntármelo, si te interesa…

Supongo que ya te has dado cuenta de que guardaba mucho, de que tenía mucho pendiente por contarte…

Prometo que no volverán a pasar cien años sin recordarte que existo y que también tengo sueños y necesidades. Para que no se te olvide…

 

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional. 

www.merceroura.es 

Tengo un programa para ti para poder tomar decisiones y salir de bucle en que te encuentras.

Consulta aquí