Lo que cuenta es si has aprendido lo que importa, después de entretenerte en lo superfluo mientras intentabas no ser tú porque no te gustabas. Si tras varios intentos de ser tú mismo, has decidido que la única persona con la que compites eres tú siempre y crees que vale la pena arriesgarse a vivir sin pedir permiso.
Si cuando te acuestas a dormir y repasas mentalmente tu día, eres capaz de decirte que no eres perfecto, pero sin reprocharte no serlo ni castigarte por ello. Si te reconoces los límites pero no para echarte atrás, sino para saber por dónde atajar mañana y superar tu infinito.
Porque aquella época en la que sólo te habías cubierto de una capa de optimismo fingido e ibas repitiendo frases aprendidas y pensadas por otros porque quedaban bien ya ha terminado y ahora te parece estúpida. Porque estás más que harto de leer fórmulas para conseguir el cielo del éxito social que no tienen nada que ver con tu forma de sentir el mundo.
Lo que cuenta es que te conozcas. Que sepas cuándo te retraes y te aprendas todas las excusas que pones para no intentarlo para reconocerlas y no caer en ellas.
Si cuando el sol se pone, sabes que has dado un paso más para no tener que avergonzarte de ti mismo, es que has recorrido ya un largo camino. Si te das cuenta de que nunca te podrás avergonzar de tu esencia ni tus valores, que no puedes hacer nada que merezca que te humilles a ti mismo desaprobándote… Entonces es que has dejado de andar y ya vuelas.
Hay prejuicios que se te pasan leyendo libros, surcando mares y buscando personas inteligentes que te lleven la contraria. Otros, los llevas escritos desde hace mucho tiempo en una memoria de niño asustado y están tan grabados a fuego que para arrancarlos hay que zarandear tu vida entera. Para estos, de nada sirve lo que opine el mundo, debes ser tú quién lidie con esa fiera interior que te va a presentar batalla para que nada cambie…
Lo que cuenta es que te enteres ya de una vez de que necesitas ese zarandeo si no quieres continuar dormitando en lugar de vivir y tomando migajas de vida en lugar de devorarla.
Y que cuando lo sepas, no te arrugues. Aunque eso suponga levantar la vista y admitir que algunas de las cosas que has defendido no eran defendibles y tengas que decir que no a muchas personas que cuando te miran te seducen para que aceptes cuando no quieres.
Lo importante es que una vez tengas claro que tu vida tiene que dar la vuelta, el miedo que te recorre el cuerpo no te paralice. Que no huyas y te escondas en ese uniforme gris de persona convencional que tienes en el armario para cuando crees que corres el riesgo de dar la nota, hacer el ridículo o destacar en algo. Que no temas a tu brillo ni lo ocultes nunca. Que sepas usar tu miedo como energía para tomar impulso. Que aunque mil personas te digan que te equivocas, seas capaz de llevar a cabo tus deseos.
Porque ninguno de ellos va a vivir tu vida, ni se pondrá tus zapatos cuando aprieten. Ninguno cargará tu peso, ni llorará tus lágrimas cuando te despiertes a media noche y sepas que no estás en la piel que sueñas… Ninguno se comerá tu soledad cuando te encuentres tan aislado de lo que quieres que te sientas vacío…
Ninguno de ellos se levantará para ir a tu lugar de trabajo ni arrastrará por ti la cara agria que se te dibuja cuando no vives cómo quieres y no amas lo que haces a cada momento.
Ninguno se tomará tus pastillas para la ansiedad cuando no puedas soportarlo, ni andará tu camino cuando estés cansado. Sus normas no son para vivir tu vida, son para vivir la suya. Sus sueños no son los tuyos. Tus emociones no están en su pecho batiéndose en duelo con tu cabeza, que a veces, por miedo, echa mano de los refranes más absurdos para frenarte.
Lo que importa es que decidas, aunque decidir duela tanto que quedes roto y agotado. Porque serán tu dolor y tu cansancio y no el dolor y el cansancio ajenos los que dicten tu ruta.
Lo que cuenta es que sepas quién eres y no te traiciones. Ni por una cara bonita, ni por una vida cómoda, ni por una promesa de amor a medias, ni un paseo en la avenida donde todo se compra o se vende si vas sobrado de adrenalina o tienes el ego tan hinchado que cuando te cuestionan, explotas.
Lo que cuenta es ser tú. Hecho pedazos, tal vez. Con los ojos inundados y enrojecidos y el corazón escarchado de tantas derrotas. Con las manos vacías y ansiosas por llenarse. Con los zapatos rotos de tanto andar buscando destinos asequibles y esperando un reto enorme que no llega, porque no eres capaz de verlo.
Digan lo que digan, tú eres lo que cuenta. Mejor tus derrotas que las victorias de otros. Mejor tus sueños imposibles que los sueños facilones de aquellos que te piden que cedas y te resignes. Mejor conocer tus penas y superarlas que amoldarse a las alegrías que colman otras vidas.
Mejor tu pasión más ahogada y callada que ninguno de los deseos que evocan otros en las redes sociales…
Mejor un minuto de ti mismo que una eternidad viviendo una vida ajena.
9 de septiembre de 2015 en 8:43
Muchas gracias Merce por este increíble visión en forma de texto. Me ha encantado y has puesto palabras a sentimientos, emociones y una vida en la que me identifico plenamente con lo que has expuesto.
Me gustaMe gusta
9 de septiembre de 2015 en 8:38
Merce increible reflexión, me ha encantado ya que además me siento muy identificado con todo lo que pones.
Muchas gracias por poner palabras a esos sueños, sentimiento e inquietudes
Me gustaMe gusta
10 de septiembre de 2015 en 10:22
Gracias a ti, me alegro de que te guste!!
Me gustaMe gusta
27 de agosto de 2015 en 14:20
Todo un descubrimiento veraniego tu blog. Es raro ver un buen fondo y una buena forma en gran parte de los artículos que leo por ahí, en tu caso sí, quizás por eso suena tan verdadero. Felicidades!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
27 de agosto de 2015 en 14:18
Todo un descubrimiento veraniego tu blog. No suele ser normal que forma y fondo se den la mano en muchos de los artículos que leo. En este caso sí, y lo mejor, lo verdadero que suena todo Felicidades!
Me gustaLe gusta a 1 persona
27 de agosto de 2015 en 14:20
Muchas gracias! yo siempre he pensado que forma y fondo son inseparables, si no, desaparece la magia 🙂 Me alegro de que te guste lo que escribo! un abrazo 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
22 de agosto de 2015 en 18:37
Tu post – bello como de costumbre en ti – conduce a la autenticidad como consecuencia de la reflexión…Y, a su vez, a una cuestión vital: ¿por qué nos empeñamos en no ser auténticos?. ¿Acaso no entendemos que la felicidad, eterna búsqueda que perseguimos, está mucho más cerca siendo como somos?….Una vez más, gracias, Mercé, por inducirnos a la reflexión con la palabra….y transportarnos, con ella, a esa Isla de los Sueños Despiertos en la que ambos, de vez en cuando, moramos…
Me gustaMe gusta
22 de agosto de 2015 en 18:45
Muchas gracias, Pedro! dejémonos llevar por las palabras 🙂 un abrazo!
Me gustaMe gusta
Pingback: Vidas ajenas | PlanUBA | Scoop.it
21 de agosto de 2015 en 18:18
Me refiero al artículo «Vidas Ajenas» es maravilloso, cada una de sus frases escritas de tal manera
que van directo a la profundidad de mi ser. Gracias Merce.
María Rodríguez
Me gustaMe gusta
21 de agosto de 2015 en 18:41
Gracias a ti, María! me alegro de que te haya gustado! un abrazo 🙂
Me gustaMe gusta
21 de agosto de 2015 en 18:14
Fantástica reflexión! Felicidades
Me gustaMe gusta
21 de agosto de 2015 en 18:41
Muchas gracias, Juan! un abrazo 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona