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la rebelión de las palabras

Deja que la vida te sorprenda

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Me preguntaban el otro día qué quería ser de mayor. Hace un tiempo, no mucho, hubiera respondido hablando de mi familia y mi trabajo, de cómo quiero evolucionar como ser humano y arreglar mis carencias. Sin embargo, el otro día, hurgué en mí y respondí que quería llegar a ser una persona con menos apegos, que quería fluir. Dejarme llevar, dejar de controlarlo todo, de aferrarme a mis cosas como si no pudiera vivir sin ellas… Trazar mi camino y defender mi sueño, pero sabiendo que podré vivir sin él hasta que llegue. Que hay vida más allá de mis retos. Que cuando los consiga, me reinventaré, que soy capaz de respirar profundamente tanto si llego mis metas como si al final descubro que no eran para mí porque se desdibujan. Que vivo intensamente mientras camino hacia ellas… Que puedo fracasar sin hundirme y seguir… Que me puedo permitir vacilar y perder.

Es útil planificar una estrategia para conseguir lo que sueñas, tener claros tus objetivos, esforzarte y poner todo tu talento a trabajar. Ser optimista y saber que puedes, que lo mereces, que eres capaz de no rendirte, de encontrar esa fuerza en ti que te hace luchar… Aunque habrá que dejar margen a la vida ¿no?

Habrá que permitir al mundo que te pille desprevenido y te muestre algunas cosas que no verías si sólo vives en tu interior. Para conseguir tus retos, tu voz interior es importante pero tendrás que escuchar otras voces… Y no me refiero solo a dejar margen al error, hablo de dejarse deslumbrar por el mundo hasta el punto que te des cuenta de que alguna de las cosas o personas que te rodean te hacen cambiar de rumbo, que te cambian a ti.

Hay cosas que podremos conseguir luchando y otras no. Cosas que dependen de nuestro empeño y cosas que no. Eso no significa que debamos dejar de intentarlo, significa que hay que intentarlo aún más. Que hay que abrir mucho los ojos para no perder detalle de nada, por si hay que zarandearlo todo y volver a empezar. Tal vez, si no alcanzamos algunos de nuestros retos es porque nos esperan otros aún mejores o porque era necesario ese peaje para aprender…

Mis apegos, me preguntan, ¿cuáles son? La necesidad de controlar siempre, de tener claro que sigo el camino correcto, que no fallo, que no defraudo. Necesidad de escrutar cada paso, cada recodo, cada cruce de ese camino… Para no perderme o desviarme… Saber que si no lo consigo no es por mí responsabilidad, si no por las circunstancias… Y ¿cómo voy a ver esas circunstancias si solo miro el camino trazado por mí? ¿cómo aprender si no me permito fallar?

A veces, perdiéndote, encuentras lo que no estaba en tu plan diseñado para triunfar y te hacía falta para llegar… Un amigo, un maestro, un error necesario, un obstáculo que saltar para demostrarte que puedes… Un pañuelo para anudarse al cuello por si hace más frío del previsto…

Mis apegos… Necesidad de saber qué, cómo, cuándo, por qué… De darle vueltas a todo sin parar hasta encontrar razones que a veces no existen o que no se explican con la cabeza sino con la emoción. Necesidad de acabar con la incertidumbre que te muerde la cola, que te quema en el estómago o que se te carga en la espalda.

Mis apegos… Las culpas… Cargar con el peso de no ser, de no llegar…

Mis apegos, la seguridad de no destacar, de no brillar, de no sacar a la luz mis diferencias… Esos temores que a veces me llevan a la tentación de encerrar mi imprudencia innata y dejar de correr riesgos… De enjaular mi querencia a lo nuevo, lo fantástico, lo que no se toca pero te toca… Meter mi ilusión siempre sobredimensionada ante todo en una caja y lanzarla al mar… Y pensar que es mejor conformarse…

¿El antídoto? Sentir… Saber que, sea lo que sea lo que nos depara el futuro, es lo que debe pasar porque sabremos cambiarlo o cambiaremos nosotros para saber cómo vivirlo. Sea bueno o malo en apariencia.

Borrar la culpa y tomar las riendas.

Admitir que todas las metas son válidas… Tanto si llego por mar como por aire… Como si al final decido apearme y cambiar de sueño. Como si al final, al llegar, paso de largo, porque he visto algo más allá que brilla más o he crecido tanto en el camino que no quepo en mi sueño porque mientras luchaba por él me hice mayor… Por si tal vez prefiero detenerme y escuchar como crece la hierba o me late el corazón y dejo la carrera.

Todos debemos descubrir que, pase lo que pase, será lo que hace falta que nos pase para que lleguemos a dónde queremos llegar. Porque sabremos cómo actuar para darle la vuelta, porque encontraremos la pista que nos permite continuar. Porque podemos confiar en nuestras aptitudes para sobrellevar el futuro. En el trabajo, en las relaciones personales, en todo lo que nos afecta y circunda.

A veces, algo que está fuera de tus planes te acaba llevando a tu deseado destino.

Algo que no tenías previsto puede ser un soplo de aire fresco, lo que active en ti el interruptor que te permitirá poner en marcha tu mejor versión… Quizá para alcanzar tu meta, quizá para encontrar otra distinta que colma tu vida aún más.

Quizá para descubrir que eres algo más que tus metas y tus sueños…

A veces, un obstáculo es la salvación para dejar tu plan trazado y ver el que la vida te propone.

En ocasiones, entras en tu futuro por la puerta de atrás cuando llevas siglos golpeando la puerta delantera para pasar. ¿Fue en balde? tal vez debías hacerlo  para dudar, para caer, para pensar, para acumular más entusiasmo, para aprender a saber cómo no se hacía.

A pesar de tener clara la estrategia y emplearse a fondo, hay que dejar que la vida nos asombre. Dejar margen para equivocarse, soltarse, para contemplar lo que pasa a nuestro alrededor… No podemos seguir un camino y sólo mirar nuestros pies y dejar de admirar lo que nos rodea a cada paso porque está repleto de respuestas y nuevas preguntas, porque está lleno de belleza e inquietud…

Hace unos años, una persona me dijo  : “el verano pasado, por suerte, me rompí una pierna”. En aquel momento, me quedé perpleja, pero con el tiempo lo entendí. Esa persona me explicó que, gracias a que se rompió una pierna, tuvo tiempo para descansar y pensar qué quería hacer con su vida y darse cuenta de que lo que ocupaba sus días no la hacía feliz…”

Para bien, para mal… Nunca se sabe.

Lo que importa es que pase lo que pase sepamos gestionarlo y podamos dejar de tensar la cuerda que nos ata a nosotros mismos, que ya asfixia y aturde. Que nubla y no deja imaginar ni crear.

¿Qué quiero ser de mayor? Quiero dejar mi apego a todas esas cosas que me frenan y a las que temo perder, que podrían desvanecerse en un momento si no consigo mantener el equilibrio en esta cuerda floja… Quiero vencer el temor a no saber qué pasará… Quiero abrazar la incertidumbre de mis días y bailar con ella…

Pensar que si no te rindes y tienes claro lo que quieres, encontrarás la respuesta… Confiar… Saber que encontrarás el modo de alcanzar lo que buscas.

Descubrir que tus sueños pueden redibujarse, que tú puedes redibujarte, que tu universo es elástico y tú eres demasiado grande como para contenerte en una excusa o un lamento.

Y dejar que la vida te sorprenda. Tal vez su plan es aún más apasionante de lo que imaginas.

Autor: merce roura

Amo la imprudencia de mis palabras...

29 pensamientos en “Deja que la vida te sorprenda

  1. Me gustó mucho el artículo y hasta me hizo llorar de emoción y sentirme e identificado… espero poner en práctica todo lo que dice!!!
    Gracias de corazón Merce!!!

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  2. Gracias por este gran artículo. Es todo un signo de valentía replantearse las rutinas, tanto físicas como mentales a las que cada uno de nosotros nos hemos sometido voluntariamente. Y darnos cuenta que esas rutinas no existían en nuestra vida sino que fueron a priori, impuestas por nuestros padres, con gran cariño por supuesto, cuando eramos bebes y como ahora, en ocasiones, podemos llegar a convertirnos en súbditos de nuestra propia dictadura.

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  3. Magnífica idea,subyugante sueño:dejar que la vida te sorprenda,abandonar los prejuicios,no hacer caso de la experiencia que nos da el haber vivido ese hecho anteriormente,no tener planes para un mañana,si no construirlo según nos vaya sucediendo las cosas y de ello crear nuevos sentimientos,nuevas apreciaciones de las mismas situaciones vividas?ardua tarea…crear una nueva personalidad, renovar los juicios de valor…se puede?quizás si no puedes soportar la vida como la llevas ahora…por intentarlo que no quede..al menos ahogaremos lo que nos duele y nos impide volar

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  4. Es verdad, no es fácil dejar que la vida te-sorprenda,pero es bueno.

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  5. Precioso… Nos obsesionamos con nuestras metas y nos olvidamos de mirar alrededor

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  6. Me ha parecido excelente. Muchas gracias por tus palabras y reflexiones,

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  7. Genial Mercé! No es fácil lo que propones, pero los beneficios merecen el esfuerzo. Tu artículo me trae a la cabeza un principio romano ‘primum vivere, deinde philosophari’, ‘primero vive, luego habla’aplicarnos este principio mejoraría nuestra vida sustancialmente porque la mejor conexión entre lo que eres y lo que puedes llegar a ser es lo que haces. Es la práctica y el hacer lo que nos hará buenas personas, no nuestras oraciones.

    Besos

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  8. Reblogueó esto en Te lo pruebas? Arte en Bisuteríay comentado:
    Y dejar que la vida me sorprenda…. Dice Merce Roura…. Eso quisiera yo también! Blog recomendadísimo 🙂

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  9. Como casi siempre, me identifico con tus reflexiones. Hoy además, es más lenta, no tan intensa ni tan apremiante como a veces me sugieres y por eso me gusta mucho más.
    Estoy de acuerdo, no siempre vives como planeas, pero a veces gracias a Dios, te equivocas.
    Despojarte de apegos, dejar espacio para lo imprevisto, olvidar el afán de perfección que tanto condiciona el resultado y sirve para tan poco,…y absolutamente todo lo demás que sugieres creo que es el mejor camino para vivir y sentir que aprovechaste el regalo.
    Añoro vivir mas lento!!
    Un abrazo Mercé.

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  10. Yo deje que la vida me sorprendiera y encontre en mi camino a Enric Corbera(recomiendo a quien quiera verle o escucharle) y la pelicula «Entre maestros» se puede encontrar en Youtube. Gracias Merce 😉

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  11. Quizás nos cueste fluir por miedo a no saber lo que vendrá y porque no siempre sabemos improvisar.
    Gracias por tus reflexiones (y por hacernos reflexionar a nosotros jeje)

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  12. Cuando sigo mi impulso vital de dejarme fascinar por la naturaleza que me rodea, salgo de mí misma y amplío mis horizontes.
    El interior de las personas, que te acompañan en el camino, está reflejado en las obras de autores de todos los tiempos.
    Gracias por recordarlo.

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  13. Enhorabuena, Merce.

    Me he sentido muy identificado con tu artículo. Dejarnos fluir y soltar apegos, controles y otros espejismos que nos hacen creer más seguros es una de las claves de la inteligencia emocional: el autoconocimiento. Difícil tarea pero muy necesaria.

    Me quedo con esto, que me encanta: «quiero perder el temor a no saber qué pasará… quiero abrazar la incertidumbre de mis días y bailar con ella…». Sublime.

    Muchas gracias por este maravilloso post.

    Un abrazo.

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  14. Hay veces, que encuentras el soplo de aire que te refresca del agobio y te muestra que todo es perfecto como es en la vida. Que el dolor que produce en ocasiones la vida, es una señal que yo soy el que tengo que interpretar y puedo sentir. Que fluir es dejarse llevar desde la consciencia. Eso es lo que ha supuesto para mi sentir tus pensamientos. Hoy eres el dolor, la señal, que interpretaré y me dejaré llevar con ella. Escuchar mi silencio y no juzgarlo, dejar que me inunde.
    Muchas gracias Mercé por compartir tus emociones.

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  15. va en contra de los tiempos actuales, pero estoy de acuerdo

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