merceroura

la rebelión de las palabras

Dentro de diez años

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Una persona a la que quiero me dice siempre “si lo que ahora te preocupa no te importará de aquí a diez años, no pierdas el tiempo pensando en ello”. Es una gran máxima. Cuando estoy agotada de darle a esa máquina que no cesa en mi cabeza, y en mi caso va cada día a más revoluciones, intento recordar esta frase y valorar si eso que tengo entre manos va a marcar mi vida o no. Si lo que da vueltas en mi conciencia merece una década de recuerdos. A veces es difícil de valorarlo, un guiño, un saludo, un gesto a tiempo, pueden cambiar el rumbo de nuestras vidas… Lo pequeño es importante. Nos puede modificar las facciones y las teorías que hemos construido para vivir cada día sin que nos estalle la cabeza. Y al final, las estupideces, también. Aunque no lo harán por si mismas, sino por la categoría que les damos ahondando en ellas y convirtiéndolas en dogmas, en lemas, en máximas que nos complican la vida y nos hacen tomar caminos estrechos para satisfacer nuestros ego. El ego es un personaje orondo, enorme, busca carnaza y acumula capas de malos momentos, de pequeños orgullos disfrazados de dignidad, de iras contenidas, de rabias alojadas en algún lugar de la memoria esperando salir a airearse y clavar bocado.

Nos agarramos a menudo a pequeñas miserias, nudos insignificantes que hemos atado nosotros con incomprensión y ganas de mal rollo… Porque estamos cansados, porque hoy creemos que nos merecemos más, porque quién deseamos que nos mire no nos mira, porque quién nos observa creemos que lo hace con malos ojos… Y partir de la estupidez, la frase desafortunada o el guiño inoportuno vamos tejiendo una telaraña pegajosa que nos acaba atrapando a nosotros mismos y nos convierte en consentidas víctimas de nuestra tragedia inventada. Nos dejamos dibujar por nuestros miedos…

Con tantos motivos para reír y nos exprimimos hasta encontrar lágrimas agrias con que justificar nuestra inmadurez.

Con tantos motivos reales para llorar y penamos por ridiculeces, por malos entendidos que ya nos van bien para saciar esas ansias de brega, de soltar rienda al viento contenido que tenemos en la antesala del asco, de soltar en la cara de los demás lo que en realidad nos diríamos a nosotros mismos.

No nos enfadamos porque nos regalen una mala cara o nos suelten una palabra desafiante. Nos enfadamos porque no nos queremos lo suficiente a nosotros mismos como para escuchar esos reproches o encajar esas miradas como torpeces, tonterías… Como para saber que el que las dice tiene las mismas ganas que nosotros del salir del hoyo y da bandazos y golpes porque no soporta su existencia. Somos seres encriptados, a veces, hablamos en un lenguaje absurdo que sólo conocemos nosotros y pretendemos que el mundo calle para escucharnos. Somos egocéntricos y queremos que el mundo nos quiera incluso por encima del amor que nos profesamos a nosotros mismos, que a menudo es demasiado poco.

Y nos aferramos a la coma para borrar la frase. Nos aceleramos por un gesto y somos incapaces de dedicar una caricia… Una a quién la pide y otra a quién más la necesita… Nosotros mismos.

A veces, acabamos convirtiendo la estupidez y la anécdota en casi una religión… Reservemos a los dioses para lo grande y seamos grandes con lo pequeño.

Esa ira y esa rabia roen por dentro como un fuego espinoso y consumen las grandes ideas, esas que nos sacan de los apuros y estimulan la imaginación. Esa ira y esa rabia contenidas que no son más que dolor y frustración podrían convertirse en la fuerza necesaria para encajar según que pequeños golpes que de aquí a diez años estarán perdidos en la memoria y nos harán reír. Usemos el huracán para derribar el muro, la rabia para movernos y generar inercia que nos lleve al otro lado, al de la risa.

Si en diez años, no va a importante… ¡Suéltalo!.

Per tu,  ja saps…

Autor: merce roura

Amo la imprudencia de mis palabras...

20 pensamientos en “Dentro de diez años

  1. Pingback: Sobre la estupidez y el paso del tiempo… | José Sánchez-Mota. Coach.

  2. Palabras fantasticas para ser consciente. Te felicito Merce. Yo solo se que voy en la cresta de una ola celebrandolo, por que no?, y se que luego habra un valle. Tambien se que la ola no conoce al oceano, igual que la semilla no conoce al arbol, antes tiene que morir o transcender…. Disfrutemos. De cada segundo , de cada alegria y de cada sinsabor…no?

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  3. Una gran verdad, Mercé. Ahora me río de mis grandes problemas del 2003 e, incluso, de los mas cercanos, de hecho, muchos de mis amigos piensan que estoy loco pues me río sin saber por qué, es su supuesto, yo si sé de que me río, claro y cada vez más.
    N: No dejes de escribir nunca, por favor. Bona nit.

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  4. Reblogueó esto en José Sánchez-Mota. Coach.y comentado:
    ¡Cuanto podemos agradecer a nuestros momentos de ira si sabemos leerlos! Son excelentes indicadores de debilidad; de la nuestra, sobre todo. Y lo curioso es que esa debilidad es no pocas veces más percibida que real.
    ¡Qué bien lo decía Mark Twain! «Mi vida ha estado llena de terribles desgracias… la mayoría de las cuales no se han producido nunca»
    Pero podemos cometer un error aún mayor que airarnos o preocuparnos por una terrible desgracia… que probablemente nunca se ha producido. Podemos quedarnos atrapados en la emoción.
    Es saludable estar presente en nuestras emociones, tan saludable como dejarlas ir. Y si has de actuar, actúa en la dirección adecuada.
    «Si lo que ahora te preocupa no te importará de aquí a diez años, no pierdas el tiempo pensando en ello» aconseja a Mercè esa persona querida. Siendo, como es, un sabio consejo, aún se puede llevar más lejos: si lo que ahora te preocupa te sigue preocupando de aquí a diez minutos, ya estás perdiendo el tiempo.

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  5. merce, dice usted Si en diez años, no va a importante…
    pues no lo veo asi hay cosas que en su momento si tienen importancia y claro la pierden con el tiempo pero en aquellos momentos son importantes por ejemplo las necesidades de la juventud o la adolescencia

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    • No me debo haber expresado bien, no hablo de esas cosas. Hablo de chorradas que nos marcan el día a día y lo agrian porque no sabemos relativizar y estar a la altura. Nos peleamos por una mala cara cuando el otro está igual de festiadiado que nosotros. Y en realidad, ambos queremos pelea porque estamos frustrados. Hablo de gente que se niega la palabra por una estupidez y un mal entendido, que seguro que no el diez años si no en dos horas ya no tiene sentido… pero nos dejamos llevar por la ira y lo magnificamos. Nos domina el miedo y la rabia y no somos nosotros mismos. Hablo de eso, de chorradas no de las cosas que usted describe y que la madurez nos va haciendo ver de modo distinto. Gracias 🙂

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  6. Gracias, cielo… Una vez mas tus palabras encienden luces en alguna sombra 🙂

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  7. Todo el pasado y el futuro estan concentrados como un zumo de naranja y fresas, aqui mismo, en el ahora eterno…..dentro de 10 años……. Espectacular Merce. !!!!!

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  8. «Y nos aferramos a la coma para borrar la frase»…eso lo malo y lo bueno de la coma..nos hace ser humanos,sensibles,eso es lo bueno..y lo malo es que la coma(lo sentido)nos bloquea,aunque sea temporalmente,para «pasar por la vida sin dolor..»HAY QUE APRENDER A SELECCIONAR LO QUE «NOS TIENE QUE DOLER»

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