merceroura

la rebelión de las palabras

Sería una condena

11 comentarios


Lo reconozco, la ilusión me gana… Vivo de ella, es mi alimento básico, mi frontera, mi punto de apoyo para mover este mundo rebelde y descastado. Contamina el aire que respiro y se filtra por mis grietas, me cala los huesos, me llega a cada una de las fibras… Me da el aliento. Me inspira.

A veces, se me pasa. Un poco, un poco muy pequeño. La pierdo de vista unos días, la sustituyo por un dosis de miedo y de rabia, de perplejidad, de cansancio. Se esconde después de esquivar una mirada impertinente, de ver un mal gesto… de oír una palabra de esas que arañan por placer o dolor. Se me acumula en la garganta, deseando decir que sí. En la cabeza, ansiando dejar de pensar. En el pecho, suplicando dejar de sentir y, a la vez, sabiendo que desea sentir aún más.

No puedo, no quiero evitarlo. Me transporta, me revive. Es como luchar contra las mareas o el devenir de los días. Como negar la evidencia o querer detener la rotación de la tierra.

La ilusión altera el estado y el orden de las cosas. Les da la vuelta, la invade… las inunda. Despoja de miedos, aparta las miserias y abre las ventanas para que entre la luz. Lo impregna todo. Convierte lo inútil en necesario, lo trágico en cómico, lo ridículo en adecuado. Embellece lo que afea y escribe sus consignas en paredes blancas para que no puedas dejar de prestarles atención. Le pone sal a las pasiones insulsas y desata a los amantes esclavos que suplican cordura. La ilusión desborda cauces, desborda mentes, desborda leyes… gesta revoluciones. Se te introduce en la arterias, se reproduce, te aniquila los temores más absurdos y te suelta la lengua. Te hace decir esas palabras que creías impronunciables y andar aquellos caminos que considerabas imposibles. Te hace creer que puedes vivir del aire y que el mundo entero te cabe en el pecho.

Lo reconozco, la ilusión me lleva a menudo a tropezar y caer, a pasarme de lista, a quedar como un tonta, a hacer un ridículo sonoro… a sentirme absurda. Aunque prefiero mil veces esa sensación a quedarme vacía, inmóvil, a ser una muñeca hueca, sin alma, sin ansia… sin sentido… sin búsqueda, sin luz.

Porque sé que volveré a levantarme y sentir. Volveré a caer, a bucear en las sombras… y rápidamente fijaré la vista en un punto y las ganas me volverán a invadir. Y todo empezará de nuevo. Y seré otra vez esa chispa, esa marioneta suspendida en el aire, zarandeada por una necesidad inmensa de seguir y sentir… ávida de emociones y con la mirada brillante, agitada y satisfecha. Porque la ilusión genera ilusión… y genera vida. Y eso lo compensa todo.

No sentir eso sería una condena.

Autor: merce roura

Amo la imprudencia de mis palabras...

11 pensamientos en “Sería una condena

  1. La ilusión es la gasolina que nos mueve,el impulso para levantarse cada dia..nuestra cara cada dia..como dices…sin ilusión..vaya condena vivir…..

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  2. Y no sé cuándo termina la condena. Añado tras hacer mías tus letras. Y esto es morir.

    Porque ya son muchos l

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  3. M has ganado!!…..Parece que escribes por mí,entonces somos iguales…
    Enhorabuena por ser tan afortunada.Tus pensamientos son compartidos y sentidos!
    Leyéndote me siento identificada.
    La ilusión sólo es digna de los que confían en sí mismo !!!

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  4. ¡Qué bonito post y de qué modo tan acertado refleja la realidad de quienes vivimos esos toboganes de emociones! Gracias por haberle dado esta forma.

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  5. Cómo he disfrutado leyendo tu post porque me identifico totalmente. Gracias y enhorabuena !!

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  6. Hacia tiempo que no me sentía tan identificado leyendo algo. Muchas gracias Merce porque leer algo de una persona que no conoces y emocionarse también genera ilusión

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    • Como bien han comentado en otro post tuyo, conviertes sentimientos cotidianos en literatura…. Eres un buen balsamo para estas almas tan doloridas que arrastramos ultimamente, sólo me queda agradecer que tus palabras den un poco de sentido a mis sensaciones maltrechas por este mundo en el que estamos inmersos.

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  7. Muy bonito y muy cierto, Merce. ¡Víva la ilusión! Todos la necesitamos. Es lo que nos mantiene conectados, con cierta esperanza, a este crudo mundo.

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