merceroura

la rebelión de las palabras

Hablemos de respeto

7 comentarios


Hablemos de paciencia. Tenemos muy poca. La distancia entre lo que nos llega por el rabillo del ojo y nos parece ofensa y el espumarajo que nos sale por la boca es corta, cortísima. Y eso nos escurre como a un trapo sucio, nos resta brillo… nos hace bestias. Y somos personas y eso debería bastar para darnos el beneficio de la duda… para hacer un parón en seco y recordar que somos algo más que víscera y carne.

A veces para aparentar nos convertimos en alfombras y en otras ocasiones somos incapaces de dar un poco de aliento al compañero y comprender sus razones. Vivimos en situación de beligerancia permanente. Algunos esperan las equivocaciones ajenas para asaltar cuellos y traspasar lindes, para romper las barreras de la cordura… para abanderarse como criaturas perfectas. Nadie es pefecto. Y nuestras ideas no son dogmas. Nadie está obligado a abrazarlas y tragárselas. Nadie tiene que callarse las propias por temor a nuestras palabras, nuestras miradas… nuestras miserias. No somos dioses. Somos vulnerables y cuestionables y nuestra ideología también lo es.  

Hablemos de miedo. Hemos subido mucho el tono. Hay ganas de mordisco, de clavar canino… se nota. Y da pena, mucha. Los gritos no nos dan más verdad que la que está dispuesto a aceptar quien nos escucha. Los gestos violentos y ofensivos no nos hacen más fuertes ni mejores; nos restan sustancia, credibilidad… nos quitan un poco eso que hace que las palabras fluyan… ¿Nos asusta ponernos a prueba a nosotros y a nuestras ideas?… ¿no nos fiamos de nuestros credos?

Hay mucha pugna en cada «buenos días» y mucho vinagre en algunas pupilas. La presión nos va a hacer saltar las memorias y los botones que nos abrochan la cordura, el ánimo, el atino… nos va dejar desnudos y desvalidos. Nos va a recordar de golpe que tenemos ídolos de arena a los que rendimos culto más allá de lo necesario. Y no hay mayor duelo que no escucharse, que no purgar miedos y no ser capaz de pensar que hay otras verdades posibles… sencillamente porque hay otras personas y sus emociones cuentan.

Hablemos de valor. Seamos capaces de callar y que no nos salga la bilis por las orejas. Capaces de no transpirar sulfuro, no almacenar viento a la espera de que nos toque turno de abrir la boca. Escuchemos más allá de los oidos. Trasladémonos a otras realidades… recordemos que nuestro tiempo es finito pero nuestra capacidad de comprender inmensa.

Hablemos de respeto. Es un ejercicio complicado, pero el reto merece la pena.

Autor: merce roura

Amo la imprudencia de mis palabras...

7 pensamientos en “Hablemos de respeto

  1. Vaya dia debio ser ese….te cruzaste con un mal «cuidado»,llamemosle asi..quizas era un «especimen desplazado socialmente»…..pero no dejas «reaccion humana»por trasladar al panel..tocas todos los palos..pero todos,todos,con mucha celeridad y delicadeza

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  2. Me ENCANTA leer lo que escribes, es un regalo enorme de verdad. Hoy he tenido un mal día, y tú has contribuido a que sea un poco mejor. GRACIAS.

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  3. Me encanta haber encontrado a alguien que sepa decir lo que yo pienso . Gracias

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  4. Dius: «Los gestos violentos y ofensivos no nos hacen más fuertes ni mejores; nos restan sustancia, credibilidad…»

    Empatia: «L’empatia és la capacitat d’entendre la postura dels altres i viure com a propis els seus sentiments.» No hi ha una correlació?

    Manca tal virtut en aquest mon de mones!

    Gràcies Mercè per un altre «clavada» visió «de les coses»

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  5. El ejercicio del respeto al otro, usté lo ha dicho es un ‘ejercicio complicado’. Máxime cuando, lejos de servidumbres, requiere de unos mínimos de inteligencia, propia, y respeto a uno mismo.
    ¡Qué anda complicada la cuestión a día de hoy!

    Gracias Mercè . (Dicen que no existen las casualidades. Diganme, ¿qué significa que Sptify me esté recomendando ahora mismo «Mercè, de Mº del MAr Bonet ?)

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